ENTREVISTA CON EL ESCULTOR DE SOLDADURA ELÉCTRICA Y Jubilado

Josep Martín: «Dalí me dijo que mi técnica es única»

Capacidad y tesón Josep Martín se ha salido con la suya. Pese a no haber cursado estudios artísticos se ha hecho un nombre como escultor. Su piso en Nou Barris es casi un museo.

«Dalí me dijo que mi técnica es única»_MEDIA_1

«Dalí me dijo que mi técnica es única»_MEDIA_1

ERICA ASPAS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El piso del escultor Josep Martín (Barcelona, 1934) en Nou Barris es un pequeño museo donde admirar algunas de sus obras. Libros y álbumes llenos de fotos y recortes de diarios, revistas y alguna carta recogen su biografía. La vida de un escultor genial que optó por vivir de forma sencilla y familiar en lugar de la bohemia de los grandes creadores.

—Usted es autodidacta. Empezó en el mundo del arte por curiosidad.

—De pequeño visitaba el taller de tres escultores, me gustaba ver cómo trabajaban. Al comprobar mi afición me dejaban hacer figuritas de barro para el pesebre que después vendía en la Fira de Santa Llúcia.

—¿Y cómo pasó a la técnica de la soldadura eléctrica?

—Yo nací trabajando. El escultor al que visitaba me quería pagar los estudios de escultura, pero mi madre no quiso porque tenía que trabajar para ayudar a la familia. Con 14 años entré como empleado en una fábrica de soldaduras y fue cuando descubrí que esa técnica también tenía posibilidades artísticas.

—¿Es el único artista que utiliza esta técnica?

—Sí. Los mejores artistas y críticos, incluido Salvador Dalí, me han dicho que no hay nadie más en el mundo que la emplee.

—¿Y en qué consiste?

—Primero me hago un boceto en carboncillo para tener una referencia, aunque muchas veces empiezo con una idea y acaba saliendo otra cosa. Trabajo directamente sobre el metal, hierro o acero inoxidable, y lo voy soldando y modelando con una varilla a modo de pincel. Tiene que ser rápido porque el metal se va secando. Trabajo con una careta protectora, la típica que usan los soldadores, y solo veo lo que hago a través de la mirilla. Mis ojos empiezan a notar ya las secuelas que dejan tantos años esculpiendo.

—¿Recuerda cuál fue la primera escultura que realizó?

—Había hecho pequeñas figuras, pero la primera pieza seria la hice a principios de los años 50 y fue un busto del futbolista del Barça Kubala. Entonces yo trabajaba en una fábrica y como los jefes sabían de mi afición por la escultura y habían visto algo de lo que hacía, me dejaron un pequeño espacio donde yo podía crear. Al día siguiente de acabar el busto de Kubala volví a la fábrica y había desaparecido. Nunca supe quién se la llevó.

—Hay obras suyas por toda España y ha tenido admiradores ilustres.

—Así es. Además de en Barcelona, he expuesto en Francia, Galicia, Madrid y Begur, entre otros sitios. Pero mi obra también ha cruzado el charco. El actor Anthony Quinn vio una de mis piezas expuesta en el Hotel Ritz, le gustó tanto que la compró y se la llevó a Nueva York. Hace unos años coincidí con su hijo y me aseguró que aún la conservaban. El torero Palomo Linares también tiene una obra mía.

—Pero el personaje que más le impresionó fue Dalí.

—Sí. El crítico de arte Ángel Marsá me encargó un busto de Dalí y gracias a él le pude conocer. Fue en Port-lligat. Estaba esperando en una salita y escuchaba a alguien cantando. Sinceramente, estaba acojonado. Era un hombre muy sencillo, nada que ver con la imagen que mostraba en los medios de comunicación. Se interesó por el proceso de creación de mis esculturas y se quedó asombrado. Me dijo que no había nadie más en el mundo que lo hiciera.

—¿Sabe qué fue de su obra?

—Al morir Dalí desaparecieron muchas obras de arte. El busto apareció en Alemania y lo compraron unos marchantes de arte. Me estuvieron buscando porque hicieron un molde del original para fabricar más copias y necesitaban mi permiso. Se pactó que un porcentaje de los beneficios sería para mí, pero nunca llegó. Ahora estamos pendientes de juicios.

—¿Ha pensado en la docencia?

—Ahora estoy menos activo. Solo hago obras por encargo, y es cuando podría enseñar. Hablé con el distrito para que me cedieran un local donde poder enseñar mi técnica a la gente joven que tenga inquietudes artísticas. Parece que están dispuestos.

—Ha pasado toda su vida en Nou Barris. ¿Le gustaría que una de sus obras se pudiera ver en su barrio?

—Me gustaría hacer una obra sobre cómo era el barrio antes, cuando había viñas, y que se exponga en la Via Júlia.