UNA historia de ciutat vella... la Seca, antigua Casa de la Moneda

La fábrica que molestaba al rey Felipe V

La Seca acuñó moneda desde 1441 y se clausuró varias veces por motivos políticos

Arte 8 Unos ni

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NORA MIRALLES
BARCELONA

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Florines, escudos, ducados, luises, trentenas, reales y hasta pesetas se acuñaban en la antigua Casa de la Moneda de Barcelona, más conocida como la Seca, ubicada en número 40 de la calle de Flassaders. La Seca abrió sus puertas en 1441, cuando el rey Alfonso V otorgó a su ujier, Leonardo de Sos, el derecho de fabricar moneda, lo que era una muestra de la plena independencia económica y política de la que gozaba Barcelona en la época medieval y la moderna.

Entre 1642 i 1648, en plena Guerra dels Segadors, la fábrica se amplió, llegando a ocupar toda la manzana comprendida entre las calles de Flassaders, Mosques y Cirera. La Seca, cuyo nombre provenía del árabe sekka (lugar donde se fabrica moneda) continuó acuñando hasta que, en 1717, Felipe V quiso imponer una única moneda, la castellana. para todos los estados del reino.

Fin de la producción

El rey instauró el decret de Nova Planta que, entre otras medidas, ponía fin a la producción de moneda propia en Catalunya, Aragón y Mallorca. Aún así, la clausura de la fábrica no fue total y la producción continuó hasta que, en 1837, pudo volver a acuñar moneda de forma oficial. La Seca funcionó hasta su cierre definitivo, en 1868, con el advenimiento de la primera República. Desde entonces, el edificio ha albergado un taller de curtidos, un almacén de droguería y hasta una discoteca en los años ochenta del siglo pasado, cuando el Born se convirtió en la zona de moda para salir de fiesta. En enero del 2010, tras más de 20 años de abandono, la empresa municipal Foment de Ciutat Vella inició la rehabilitación del histórico enclave. Los más de dos millones de euros de presupuesto se emplearán en devolver al edificio el aspecto que tenía hace tres siglos, en sus últimos años como fábrica de moneda, y también en adaptar el espacio para su nueva función como sede del Espai Escènic Joan Brossa, que hasta ahora se ubicaba en la calle de Allada Vermell. La entidad cultural gestionará durante 10 años el nuevo equipamiento, con el que podrá ampliar su proyecto de artes escénicas y de difusión de la magia.

Los vecinos y comerciantes de la zona coinciden en señalar que ya tocaba recuperar este rincón del barrio, aunque pocos conocen su historia. Sandra Campos, cuya tienda es contigua a la Seca, afirma «El nuevo espacio le dará más vidilla al barrio y animará un poco el comercio».

Mari Cruz Andreu, de la Bodega Flassaders, uno de los pocos bares de toda la vida que quedan en el barrio, ve positiva la concesión al espacio Brossa, pero matiza: «Creo que hacía más falta un proyecto para sacar a los niños de las calles. Yo hubiera hecho una escuela de oficios para ellos». La remodelación, que acabará a final de abril, recuperará la estructura original de la vieja fábrica, manteniendo las alturas de la finca. El proyecto prevé restaurar totalmente la fachada, incluso los muros de piedra del siglo XIII y el escudo de la dinastía de los borbones sobre el dintel de la puerta de entrada.