GENTE DE NOU BARRIS

Encarna Luna Maguilla: "Yo nunca me iría de Ciutat Meridana"

La religiosa Encarna Luna acaba de recibir el Premi Nou Barris. El motivo, su gran implicación en las causas sociales de Ciutat Meridiana, un barrio principalmente inmigrante con importantes problemas económicos.

Vocación 8 Encarna Luna, en el colegio Mare Alfonsa Cavin.

Vocación 8 Encarna Luna, en el colegio Mare Alfonsa Cavin.

REBECCA BOSCH BASSAT
BARCELONA

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Encarna Luna Maguilla (Sevilla, 1941) es religiosa de Misioneras de la Inmaculada y lleva más de 40 años viviendo en Ciutat Meridiana, donde trabajó de maestra en el colegio Mare Alfonsa Cavin hasta que se jubiló en el 2009. Desde entonces, esta monja está involucrada en un sinfín de plataformas sociales del barrio. Por eso le han otorgado el Premi Nou Barris 2013.

-¡Felicidades por el premio!

-Me sorprendió muchísimo. Este reconocimiento no me pertenece a mí sino a todas aquellas personas del barrio que luchan cada día para que este progrese. Ciutat Meridiana es un barrio muy batallador y ha conseguido muchas mejoras gracias al esfuerzo de sus vecinos.

-¿Cúal es el último logro del barrio?

-Gracias a la plataforma 500x20 hemos parado la mayoría de los desahucios. Esta entidad se dedica a negociar con los bancos, conseguir alquileres sociales y asesorar jurídicamente a los afectados.

-¿Echa de menos su trabajo de maestra?

-No. Desde que me retiré tengo más tiempo libre y dedico mis días a las distintas asociaciones con las que colaboro. Se dedican a mejorar las condiciones de vida de los vecinos, encontrándoles una vivienda o un empleo. A título individual, también suelo ayudarles a solucionar conflictos que pueden tener con otros vecinos. Cuando ya no puedo hacer nada más, se lo pido a Dios.

-¿Cómo es Ciutat Meridiana?

-Es un barrio inmigrante que está tan castigado por la crisis que son muchas las familias que no tienen para dar de comer a sus hijos. Por otro lado, al estar rodeado de naturaleza, el lugar es muy bonito y, a pesar de todo, las personas con las que convivo son felices. Además, el ambiente es parecido al de los pueblos, y es que en Ciutat Meridiana todo el mundo se conoce. ¡Nunca me iría del barrio!

-¿Qué orígenes tienen los vecinos?

-Aunque son muchos los que proceden de América Latina, las comunidades más importantes son la marroquí y la paquistaní. A diferencia de la cultura hispano-americana, la suya es muy distinta de la occidental por lo que les cuesta más adaptarse a nuestra sociedad.

-Pero hay que integrarlos.

-El primer paso tiene que darse a través de la comunicación. Gracias al Cursos de Inserción Socio Educativa se les ofrecen cursos en catalán y en castellano. Los resultados son un éxito, ya que de esta forma estos extranjeros ya no necesitan intermediarios para relacionarse. También es muy importante que los vecinos nos interesemos por su cultura. Así, estos se sienten reconocidos y se incorporan en la vida del barrio. Recientemente se inauguró una mezquita y fuimos muchos lo que les acompañamos en sus oraciones.

-Cuénteme su día a día.

- Cuando me levanto hago la plegaria y, antes de destinar el día a las entidades en las que colaboro, voy a natación. Tengo una vida normal. E intento solucionar las duras realidades de mis vecinos.

-¿Por qué decidió ser monja?

- En mi juventud descubrí a un Jesús entregado y además me di cuenta de que dedicando mi vida a los demás era muy feliz. A mi madre la idea le pareció bien pero en cambio mi padre no lo entendió.

-De joven se fue de misionera a Guinea Ecuatorial.

-Fui a dar clases en un instituto. Allí descubrí la necesidad y la pobreza. Me enriqueció mucho conocer una realidad y una cultura tan distintas a las mías. Tuve que regresar a España porque contraje el paludismo.