Ciutat vella

La casa de Pinocho

Una artesana confecciona marionetas en la calle de Amargós desde hace 40 años

Tienda taller 8 Teresa Travieso, en un rincón de su comercio.

Tienda taller 8 Teresa Travieso, en un rincón de su comercio.

BEATRIZ PÉREZ
BARCELONA

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La calle de Amargós es un pequeño pasaje angosto y oscuro situado en el barrio Gòtic de Barcelona, muy cercano a la Via Laietana. En el número 4 del callejón, en medio de la lobreguez y la luz opaca, existe un lugar repleto de colorido y animación que contrasta sin duda con el ritmo de la calle: la tienda taller Marionetas Travi.En ella, cientos de muñecos de madera, totalmente inertes, hacen del lugar un espacio vivo y ameno, un lugar dinámico.«Lo que transmitimos, sobre todo, es ilusión»,dice la dueña del comercio, Teresa Travieso.

Ella empezó en el mundo de las marionetas a mediados de los años 70 con el que es actualmente su socio, Eduardo Monllor. Pese a que hoy es ya una consolidada maestra, recuerda sin embargo cómo un día fue aprendiz:«Comencé ayudando a restaurar muñecos a un profesor mío del Institut del Teatre de Barcelona, donde conocí a Monllor».Desde entonces, el negocio, su forma de vida, no ha hecho más que crecer: ahora posee en la calle de Amargós dos locales, uno que es un taller y a la vez sala de exhibición, y otro que es una tienda destinada esencialmente a la venta. Pero, además, Travieso y Monllor poseen una compañía de teatro, Fil-o-mans,en la cual trabajan con sus marionetas. E incluso el sector audiovisual ha mostrado interés por su trabajo:«Hemos hecho adaptaciones para la televisión y alguna película para el cine».

A Teresa Travieso le gusta crear personajes,«construir».Pero, con el aumento de la clientela, se ha visto obligada a comprar marionetas de fuera para venderlas en su tienda.«Hacemos también títeres personalizados: el cliente nos envía una fotografía de alguien y construimos una marioneta de esa persona». El precio, en estos casos, ronda los 400 euros. Las horas que Travieso dedica a trabajos de semejante calibre pueden llegar a 60 por títere.«Las marionetas de mano son más baratas y menos laboriosas»,matiza. Según ella, la clientela más asidua es la joven, pero destaca que a su tienda acuden incluso personas con familiares fuera que buscan marionetas para hacerles juegos a los niños a través de lawebcam, para mantener los vínculos.

Trabajo artesanal

Alegría es fundamentalmente lo que se aprecia en la calle de Amargós una vez se suben puntuales las persianas de la tienda taller.Xela Gimeno es una clienta asidua del negocio de Travieso, a quien conoce desde hace 15 años.«Es una pasada el mundo del títere y del juguete de madera. Este es el primer sitio al que voy siempre que quiero comprar marionetas»,dice Gimeno.

Teresa Travieso sonríe. A su alrededor, muñecos dePinochooEl Principitocuelgan de las paredes o se apoyan en estanterías. Son solo un conjunto de madera, papel maché, telas, alambres, acrílicos y óleos, pero parecen tan vivos.