FESTIVAL SOLIDARIO

Sirenas con corazón

Solidaria 8 La entrenadora Anna Tarrés, en el CAR de Sant Cugat.

Solidaria 8 La entrenadora Anna Tarrés, en el CAR de Sant Cugat.

NORA MIRALLES
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«Quería aportar mi granito de arena a la oenegé TANU y a Rosa Fité, una amiga que lleva años acogiendo a niños ucranianos, que me propuso organizar una exhibición de sincro para recoger fondos». Así explica Anna Tarrés, entrenadora del equipo olímpico español de natación sincronizada, cómo se gestó el acto benéfico que TANU (Terrassa Ajudem els Nens d'Ucraïna) y la Unió de Comerciants Sant Pau-Gaudí del Eixample han programado para el sábado 14 (18.00 horas).

Ese día Tarrés llevará a sus chicas, entre las que se cuentan medallistas como Gemma Mengual, a la Piscina Sant Jordi de la calle de Paris para mostrar al público una primicia: «El equipo va a exhibir las coreografías que tenemos preparadas para la Copa de Europa de natación sincronizada, que tendrá lugar en unas semanas». Todo sea por la causa. Y es que la recaudación del acto, cuya entrada costará 10 euros para los adultos, se destinará a un orfanato de la región ucraniana de Nikopol, que acoge a los chavales el resto del año.

Valores del deporte

Este no es el primer proyecto solidario en el que participa el equipo entrenado por Tarrés, que suele dar apoyo especialmente a las causas que tienen a niños como protagonistas. «Es un honor para mí mostrar los valores que fomentamos a través del deporte, como el trabajo en equipo, la mejora continua, la superación. En este caso, estos valores importantísimos están claramente ligados al espíritu de TANU», asegura la entrenadora.

TANU lleva más de 10 años ofreciendo a huérfanos ucranianos la oportunidad de pasar unos meses con familias catalanas y a la vez mejorar las condiciones de vida en los hospicios donde viven estos niños. Aunque su sede está en la rambla de Francesc Macià de Terrassa, ya son muchas las familias del resto del Vallès y de Barcelona que se implican y acogen a uno o varios de los 102 menores ucranianos.

Y eso que no es fácil, pues TANU busca garantizar ciertos requisitos, como que las familias den continuidad a la acogida hasta los 17 años, promover el apego emocional entre la familia y el niño ,y ofrecer a éste un adulto de referencia para el futuro. «Además, los padres o madres de acogida deben ejercer respecto al chaval el papel de adulto que motiva, ser un modelo de valores y poner límites», dicen en TANU.

Al incorporarse una familia nueva, la asociación hace un seguimiento periódico de su relación con el niño, especialmente exhaustivo en los casos de mayor riesgo. También se cuenta con la ayuda de la directora del orfanato, que en el caso de Nikopol acoge entre 85 y 100 menores, de 6 a 18 años.

Estos pequeños serán los beneficiarios de la recaudación que se consiga en el acto del sábado en las Piscines Sant Jordi, que se destinará a mejoras como la compra de material para la cocina y la biblioteca o la reforma de la enfermería. Y, también a uno de los proyectos de futuro de TANU: Trabajar con el hospicio de Plysvich, donde viven niños con transtornos epilépticos y discapacidad intelectual.