INICIATIVA EDUCATIVA PARA LOS MAYORES

Jubilados y ocupados

Tres voluntarios. De izquierda a derecha, Ramon Arbós, Teresa Mejíes y Ferran Camps , en el centro.

Tres voluntarios. De izquierda a derecha, Ramon Arbós, Teresa Mejíes y Ferran Camps , en el centro.

ERICA ASPAS
BARCELONA

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Visitar el Casal de Gent Gran del Baix Guinardó es darse cuenta que después de la jubilación llega el momento de realizar actividades con un único objetivo: la satisfacción personal.

El centro se inauguró en abril del 2008 y cuenta con 2.500 socios, la gran mayoría del barrio, aunque también se acercan vecinos de Gràcia o del Eixample. Seguramente atraídos por el casal, situado junto a los jardines del Príncep de Girona, y por la amplia oferta de actividades que coordina Paula García, la dinamizadora del centro.

Implicación

Clases de inglés y francés, de cocina, pintura, guitarra, bailes, gimnasia y juegos para ejercitar la memoria son solo algunos ejemplos de los numerosos talleres que acoge el equipamiento. «Si no fuera por los voluntarios el casal no funcionaría. Muchos de los talleres los han propuesto ellos», explica García.

Un total de 93 socios voluntarios que dedican su tiempo y conocimientos para que el resto de compañeros tenga una vida llena de estímulos. Son personas activas que huyen de la imagen típica del jubilado. «Todavía tendrán que pasar un par de generaciones hasta que la sociedad se de cuenta de que los jubilados pueden hacer más cosas que jugar a cartas», comenta Teresa Mejíes, una de las voluntarias.

Teresa, enfermera, tiene una jubilación parcial que le permite encargase del cuidado de su madre. «Al no haberme desvinculado del todo del mundo laboral, el tránsito hacia la jubilación está siendo menos brusco», afirma. Sus años de experiencia en el Hospital Clínic le han servido para organizar talleres de juegos de memoria y charlas sobre salud y prevención de riesgos en los hogares.

La rama de las manualidades es la que domina Ramon Arbós, un perfil distinto de voluntario. Tras una vida laboral con un ritmo frenético y con un cargo de responsabilidad, la jubilación cayó sobre él como un mazazo. «El casal fue una salvación. Cuando Paula nos da las gracias siempre le digo que las gracias se las tengo que dar yo a ellos», comenta. Esta es la realidad de la mayoría de las personas que, todavía jóvenes, con iniciativa y energía, finalizan su vida laboral y se sienten un poco perdidos. «Al principio son un poco reticentes a participar en el casal. A los nuevos socios les digo que prueben, que seguro que encuentran alguna actividad que vaya con su personalidad e intereses», explica Paula García.

El taller sobre hierbas medicinales que imparte Ferran Camps es uno de los que más éxito tiene y es que no siempre se dispone de un naturópata experimentado para resolver dudas y desmitificar estos remedios naturales. Camps es un hombre con las ideas muy claras. «Hago los talleres porque me distrae, no por obligación. Cuando ya no me apetezca los dejaré. Mi tiempo útil lo dedico a lo que me satisface», asegura. Algo parecido hizo con su vida laboral y ahora disfruta de una jubilación nada traumática porque la decidió él mismo. «Quise cambiar el debo hacerlo por el quiero hacerlo». Ahora les ha llegado la hora de hacer las cosas por puro placer.