UNA historia de LES CORTS ... la prisión de mujeres

Una masía se convirtió en cárcel franquista

El terreno de El Corte Inglés albergó durante 19 años un centro penitenciario femenino

INMA SANTOS HERRERA
BARCELONA

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En el ir y venir de transeúntes, compradores y visitantes de El Corte Inglés de la Diagonal, ninguna huella delata que en ese mismo lugar estuvo la prisión de mujeres de Les Corts desde 1936 hasta 1955. Ni rastro. Las excavadoras borraron un edificio emblemático y relegaron al olvido y a la indiferencia la vida de miles de mujeres que pasaron por aquella cárcel.

Ahora, más de 50 años después del derribo, una placa conmemorativa en la fachada del centro comercial (Joan Güell/ Diagonal) recordará por fin a las presas de Les Corts. El viernes 1 de octubre (19.00 h.) se presentará al público en el primer acto de las fiestas del distrito.

Asilo y colegio de huérfanas

La historia de la prisión va más allá de sus usos penitenciarios. A mitad del siglo XVIII, sobre el terreno de un antigua masía medieval del camino de Les Corts de Sarrià, la familia Duran encargó construir un gran edificio con torre y capilla, rodeado de jardines que se conocería como Can Duran o Can Feló.

En 1886, las religiosas dominicas francesas de la orden de la Presentación compraron la masía y la destinaron a asilo y a «colegio para la instrucción católica de niñas huérfanas o desamparadas y señoritas pensionistas», según explica la página web Memòria de la Presó de Les Corts (http://presodelescorts.org). Se convirtió así en el Asil del Bon Consell. La FAI lo confiscó en la guerra civil y el Comité de Prisiones de la Generalitat lo convirtió en prisión republicana bajo el nombre de Correccional General de Dones. Pero tras la toma de Barcelona por las tropas franquistas, la situación cambió y, el 29 de enero de 1939, el centro se convirtió en la prisión provincial de mujeres, supervisada por órdenes religiosas.

Las fotos de la época muestran la entrada principal (Molins, 11), como una avenida flanqueada por árboles, una imagen idílica que poco tenía que ver con la realidad que ocultaba. En el interior, se iniciaba la etapa más dura del centro y de sus protagonistas, las presas.

«La mayoría eran mujeres acusadas de delitos políticos, pero la represión también abrazó a otras acusadas de delitos sociales. Era una etapa de posguerra y crisis que llevó a penurias, de manera que aumentó el comportamiento delictivo en los sectores más desfavorecidos». Así describe Maria Pilar Molina Javierre la última etapa de la prisión que recoge en su libro La presó de dones de Barcelona. Les Corts, 1939-1959, editado por el ayuntamiento y a punto de desembarcar en las librerías. Mujeres con nombres y apellidos figuran en la documentación que conserva el Arxiu Nacional de Catalunya y que permite dar una cifra aproximada de reclusas. «He contabilizado 3.874 mujeres, aunque se calcula que por la prisión pasaron casi 21.000», explica Molina.

Lo cierto es que el edificio no se concibió para ser cárcel. «La ubicación de las presas en Les Corts se planteó como una solución provisional», dice la autora. La provisionalidad, sin embargo, se alargó hasta octubre de 1955, cuando el régimen franquista cerró la prisión y trasladó a las presas a la Modelo.