CUANDO SER LAS MEJORES NO SIRVE DE MUCHO

Volver a empezar

Sofía Toro, oro en Londres 2012, estrena en Barcelona su nuevo velero 470 con vistas a Río 2016

Laura Sarasola (izquierda) y Sofía Toro cuidan con esmero su nuevo 470, recién llegado a Barcelona desde Nueva Zelanda

Laura Sarasola (izquierda) y Sofía Toro cuidan con esmero su nuevo 470, recién llegado a Barcelona desde Nueva Zelanda / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Fue uno de los momentos más eufóricos de los últimos Juegos OlímpicosTámara Echegoyen, Ángela Pumariega Sofía Toro ganaron, de calle, a lo bestia, del primero al último día, el oro de la nueva clase Elliott 6m en Londres 2012. Su coronación fue apoteósica y generó la admiración mundial. Nadie ganó como ellas. Y, al día siguiente, ya no tenían futuro. Así de duro. Así de injusto. Así de idiota. Una clase que se estrenaba en Londres iba a morir con la clausura de los JJOO.

Y ellas debían buscarse una nueva vida. Y, por lo visto, sin la ayuda de nadie. Y en ello está Sofía. Como está Támara. Y Ángela. Y tantas otras estrellas de la vela española que, no solo padecen la crisis ("no hay manera de encontrar apoyos, ni pequeños ni grandes patrocinadores"), sino la indiferencia de las autoridades. "Para la federación española, el CSD y el COE ya somos pasado. Haber ganado en Londres no nos sirve de mucho. Bueno, de nada. A nosotras --relata Sofía, recién salida del Mediterráneo, mientras Laura Sarasola arregla los cabos en el barco--, lo que nos gusta, lo único que nos interesa y apasiona, es navegar, competir. Y, ahora, todo, todo, recae sobre mí: tuve que buscarme tripulante, comprar el 470, organizar mis viajes, contratar -de vez en cuando, si tengo algo de dinero- un entrenador, decidir en qué regatas competimos… No tiene sentido que nosotras tengamos que encargarnos de todo eso. Porque yo no tengo formación para ello y entierro miles de horas, cuando debería estar entrenándome a tope porque la clasificación para Río es durísima".

Si no es Río, será Tokio

El barco acaba de llegar de Nueva Zelanda. "Y vale una pasta". Como las velas. "Y, necesitamos, al menos, tres juegos. Y de los buenos; de lo contrario, te ganan las que llevan los buenos". «Estamos muy solas, con muy poca ayuda, pero nos sobra ilusión", señala Laura, de 19 años, la nueva compañera de Sofía, de 24. Las dos son de A Coruña. Las dos han tenido que dejar sus estudios en el INEF ("tratamos de hacerlos a distancia, pactar exámenes, aplazar citas… es todo muy difícil") y viven a salto de mata. Hoy, en Barcelona; mañana, en Palma; pasado, en Italia… "Es como si persiguiésemos el viento, pero lo que perseguimos es prepararnos lo mejor posible y, sobre todo, tratar de arañar alguna ayuda para completar nuestras necesidades más inmediatas y pelear por la plaza olímpica en el Mundial de Israel, en octubre". "Pero --añade sonriente Laura-- si no vamos a Río 2016, iremos a Tokio 2020. ¡Vaya que sí!".

Gracias al Ayuntamiento de A Coruña, acaban de pellizcar una ayudita de su tierra. ¡Ojito! El patrocinador se llama 'O primeiro Picasso. A Coruña 2015. 120 anos depois', una exposición sobre las primeras obras que el artista malagueño pintó en Galicia. Algo es algo. Laura no tiene beca alguna y a Sofía se le acaba ya y nada sabe del famoso plan ADO. "Mejor no decir nada… de momento". Se las ve tan felices, tan soñadoras, tan ilusionadas, que no les sale ni media mala palabra. Quisieran sentirse queridas por los suyos, respaldadas, pero no les importa tener que volver a ganarse la ayuda que, por buenas, por campeonas, merecen, necesitan.

"Ahora me doy cuenta del trabajo tan bestia que hizo Támara en su momento cara a Londres 2012 --comenta Sofía--. A ninguna de nosotras nos gustan las cosas que no tienen que ver con las olas, el viento o el mar, como es negociar con ejecutivos, buscar patrocinadores y discutir con directivos. Nosotras estamos hechas para el mar y el viento, no para los despachos".