ESCÁNDALO EN LA LIGA

La vergüenza de Almería

Las dos personas que causaron el incidente con Garitano no eran periodistas. «Son dos fachas intolerantes que no representan a nuestra profesión», asegura un veterano reportero

RAÚL PANIAGUA / BARCELONA

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Almería no suele aparecer demasiado en los medios. Ni la ciudad ni mucho menos su club, el equipo que dirige ahora Sergi Barjuan. El domingo, después de lograr una victoria decisiva ante el Eibar, el escándalo estalló en la sala de prensa del estadio andaluz. Gaizka Garitano precipitó su comparecencia ante la falta de respeto de dos individuos, que no aceptaban las respuestas en euskera del técnico del Eibar. Su pecado fue responder en su idioma a la televisión autonómica vasca, como en cada partido.

La Asociación de la Prensa de Almería reaccionó con contundencia a la vergüenza.  «Esos dos señores no son periodistas ni son titulados ni nada. Su actitud fue lamentable. Cualquiera tiene derecho a hablar en su lengua. Llevamos 40 años de democracia y no se puede caer en esto», aseguró a este diario Covadonga Porrúa, la presidenta de la entidad. «Son dos personajes a los que ni siquiera podemos sancionar. El intrusismo en la profesión es un problema muy grave. Solo podemos pedir perdón a Garitano y a los medios que no pudieron desarrollar su trabajo por dos catetos mentales. La carrera y la profesionalidad sirven para algo. Es como si yo digo que soy cirujana y se me contrata para ello sin serlo».

Con su mujer

Con su mujerEn esa escena esperpéntica sobresalió la actuación de Juanjo Moreno, el jefe de prensa del club andaluz, que tuvo ayer un día complicado. «No quiero protagonismo. Solo hice mi trabajo. Solo quería respeto. En 10 años de responsable de prensa del Almería y 30 de profesión jamás viví algo así», explicó en una charla con este periódico.

Moreno no quería más repercusión. Se siente incómodo en un escándalo provocado por dos colaboradores de quien no quiso dar demasiados detalles. Pero los más veteranos de la prensa almeriense los conocen bien. Se trata de José Luis Laynez, un profesor de instituto que acudió a la sala de prensa con su mujer, acreditado para la agencia Área 11, y Chema Fernández, colaborador de Onda Cero, secretario de la delegación almeriense de la Federación Andaluza de Fútbol.

Garitano se dirigió al primero cuando preguntó si pasaba «algo» por sus respuestas en euskera. «Son dos fachas intolerantes que no representan a nuestra profesión y cumplen perfectamente el perfil de lo ocurrido», revela un veterano reportero que sigue la actualidad del Almería. Semanas antes, David Moyes, el entrenador escocés de la Real Sociedad, se expresó en inglés en el mismo escenario y nadie protestó.

Las risitas del retrógado

El vídeo de Garitano abandonando la sala de prensa fue ayer muy comentado en las redes sociales como ejemplo de ignorancia e intolerancia. El técnico del Eibar sigue siempre el mismo protocolo. «A nosotros nos ganaron 1-2 en Cornellà y su jefe de prensa me comentó que harían las primeras preguntas en vasco. Hubo cero problemas. La gente de aquí calló, esperó su turno y todo fue perfecto», explica Rafa Ramos, que lleva 18 años como responsable de prensa del Espanyol, en los que no ha vivido episodios como el de Almería.

«He trabajado con varios idiomas y siempre con normalidad y respeto. He visto a Ramon Moya responder en catalán, a Lotina en vasco, a Valverde oír preguntas en euskera y contestar en castellano, a Luis Fernández en francés, a Aguirre en inglés... Y jamás pasó nada, no solo en Primera sino también en clubs como el Jaén, el Alcorcón o el Mirandés». Jesús Gómez, jefe de prensa del Sevilla desde el 2002, coincide con Ramos. «Las cosas se hablan y no pasa nunca nada. Alguna mala cara, algún comentario, alguna risita del típico retrógado, pero poco más», explica.

El precedente de Agné

El Barça regularizó el turno de preguntas en catalán con la llegada al banquillo de Pep Guardiola, pero nunca hubo grandes sobresaltos. Para encontrar un caso similar al de Garitano hay que remitirse al 2011, cuando Raül Agné, entonces técnico del Girona, se levantó de su silla porque los periodistas de Huesca criticaban que respondiera en catalán. «Ya está. No hay rueda de prensa», dijo. Y se fue. Como Garitano.