Los dePORTISTAS Y LA POLÍTICA

'V' de vapuleado

DAVID
TORRAS

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«Mai havia viscut res semblant! Simplement inoblidable! #Diada2014». Más de 1.800.000 personas podrían haber escrito este comentario, que iba acompañado de una fotografía con un niño a hombros, como tantos y tantos padres a lo largo de esa senyera de 11 kilómetros, y no tendría mayor trascendencia. Pero quien lo publicó no era una figura anónima: tiene 9,4 millones de seguidores en Twitter. Tuvo casi 6.000 retuits y 6.000 favoritos, y como casi todos sus tuits, un sinfín de comentarios. Algunos agradables, pero la mayoría incluían insultos y desprecios. Fue vapuleado. El autor era Gerard Piqué que, vestido con una camiseta amarilla (Nike) y su hijo, Milan, participó en la concentración del 11-S, desafiando el tabú que tanto condiciona a los deportistas a pronunciarse en según qué asuntos, atrapados en esa encrucijada, entre la prudencia o el temor a posicionarse, y las críticas precisamente a su ambigüedad o a la cómoda actitud de no hablar y no ir más allá del partido a partido para no complicarse la vida.

La reacción común, la más simple, es hurgar en la contradicción de mostrar un sentimiento catalanista y jugar con la selección española. Nada nuevo. El mismo discurso de siempre que han sufrido quienes se han expresado con más contundencia a favor de la independencia, como ocurrió con el jugador de hockey Àlex Fabregas («en ningún momento juego pensando que lo hago por España. Juego porque no tengo otra opción, pero mi sentimiento es catalán») o la waterpolista Roser Tarragó. Los dos recibieron tales amenazas que acabaron cerrando su cuenta. En ambos casos, como tantos otros, desligan su actuación en el plano deportivo de sus convicciones. No tienen alternativa y se impone sus deseo de competir. No hay apenas casos que renuncien a jugar un Mundial o unos Juegos o una primera cita con la selección, ni que sea un amistoso. Hay pequeñas excepciones, como la de Oleguer, que se anticipó a una posible cita y le transmitió a Luis Aragonés que se ahorrara la llamada: «Le dije que mejor que fueran otras personas con más implicación».

Además de Piqué, también Xavi participó en la Diada, mucho más discreto y a salvo de ese fusilamiento. No tiene Twitter. Pero ha habido quien desde aquí le reproche su presencia justo ahora que ha dejado la selección. Tiene un punto de injusto con alguien que ha paseado la senyera en alguna celebración de España, un gesto que le ha valido también mil y un insultos, que en cambio no reciben quienes pasean la de Asturias o la de Andalucía.

Pero es curioso que esa España  tan ofendida con Piqué, autor junto con otros catalanes de la mejor selección de la historia, celebre la forzada convocatoria de Munir para arrebatárselo a Marruecos. «El patriotismo ni se compra ni se alquila. La ciudadanía no se rechaza», lamentó el seleccionador marroquí. «Le dije que eligiese el primer equipo que llamara a su puerta», justificó el padre del jugador. Total, que la actuación de Piqué es puramente política y merece ser linchado, y la de Munir son cosas que pasan en la vida, y hay que entenderle. Por favor... ¿Cómo va a elegir a Marruecos antes que a España?