La ronda ciclista francesa

Valverde lucha contra la ilusión francesa por el podio de París

El corredor murciano apuesta por su experiencia ante Peraud y Pinot en una contrarreloj que le va

Nibali, con el jersey amarillo de líder, rueda bajo la lluvia escoltado por dos compañeros del Astana camino de Bergerac, ayer.

Nibali, con el jersey amarillo de líder, rueda bajo la lluvia escoltado por dos compañeros del Astana camino de Bergerac, ayer.

SERGI
LÓPEZ-EGEA

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Eusebio Unzué le cogió en un aparte. La escena sucedió en el interior del autocar del conjunto Movistar. «Mira, Alejandro, tú eres un ciclista atacante; defender te cuesta. Así que en la crono es mejor para ti tener que recortar que amarrar. Te ganarás el podio y será una conquista». Valverde escuchó al mánager de su equipo. Explicaba Unzué que movió la cabeza, que lo entendió y que le gustó oírlo.

Valverde llegó a Bergerac, la tierra de Cyrano (Hercule-Savinien) y de Tirano (Miguel Induráin), mojado como el resto de corredores, en otra jornada más propia de octubre que de julio. Con rapidez, se quitó la ropa mojada y se duchó, atendió brevemente a los periodistas y se subió al coche de su director, José Luis Arrieta. Dormían en Périgueux, donde hoy termina la contrarreloj, y quiso recordar el trazado que ya había hecho el mes pasado en bici.

Una prueba de la concentración, la seriedad y el empeño de un corredor de 34 años que no puede fallar porque él, en el duelo por el podio de París, con la primera plaza amarrada y sin problemas por Vincenzo Nibali, es la figura contrastada que pelea contra un delfín que quiere crecer, Thibaut Pinot, y contra un corredor más veterano que él, Jean-Christophe Peraud, más bien sencillo sobre una bici de carretera pero que fue figura y medallista olímpico cuando destacaba como corredor de montaña.

LA GESTA DE INDURÁIN / De Bergerac a Périgueux hay 54 kilómetros, que engañan como supuesto territorio llano. «Son muy duros y por eso me gustan», dice Valverde antes volver a anotar los detalles, en su reconocimiento vespertino, con el cielo aclarándose, porque solo llueve cuando el Tour pedalea. Es el recorrido -al revés y más corto- donde Induráin dejó su marca para la historia hace 20 años y que le valió el apodo de Tirano de Bergerac; el segundo, Tony Rominger, se quedó a dos minutos.

Valverde no pretende vencer hoy en el segundo Tour consecutivo que se acabará sin que ningún español gane una etapa -él fue el último en lograrlo, en el 2012-. Solo quiere recortar dos segundos a Peraud y 15 a Pinot. Y si no pierde la concentración, si se mentaliza en que él es Valverde, ganador de una Vuelta, dos Dauphinés, dos Lieja-Bastoña-Lieja, dos Flechas Valonas, una Volta, cinco medallas en Mundiales y casi 90 victorias en todo tipo de ambientes ciclistas, tiene el podio a su alcance. Porque este año ha practicado en la especialidad hasta el punto de que su último triunfo le convirtió en campeón de España de contrarreloj, por lo que hoy lucirán en su maillot los colores de la bandera española.

LAS MOTOS / Peraud, estadísticamente, se presenta como más hábil que Pinot en este tipo de etapas, pero cuando Valverde ha peleado por una posición en la general del Tour siempre ha vencido a sus rivales franceses, que hoy correrán en casa, con toda la presión para el corredor murciano, apoyados por su gente. Otra cosa  preocupa en el conjunto Movistar: la posición de las motos que preceden a los ciclistas, las de la gendarmería, la de la televisión francesa, la de fotógrafos, la de enlaces de la organización. Si van muy cerca facilitan el rebufo de los corredores; más rápidos, mejor tiempo.

Valverde ya sabe que verá las motos en la distancia. Solo espera que sus contrincantes locales no las tengan tan cerca como el jueves en el descenso del Tourmalet, cuando iban a su caza mientras los jueces echaban injustamente a su compañero José Joaquín Rojas por bajar supuestamente agarrado. ¡En el Tourmalet! Ver para creer. Si se engancha al coche, se mata.