UN DEFENSA TODOTERRENO

La única torre que queda

Piqué, el más alto de la plantilla, es la principal arma azulgrana a balón parado

JOAN DOMÈNECH / Madrid

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Aún debe lamentar sir Alex Ferguson haberle dejado escapar, no tanto por el precio que fijó (unos simbólicos cinco millones) sino por abrirle la puerta de Old Trafford. Un pecado imperdonable para un entrenador tan experimentado por la falta de perspectiva que tuvo. Obcecado con Río Ferdinand y Nemanja Vidic, no tuvo ojos ni visión para comprobar que a su lado, en el banquillo, tenía sentado al defensa del siglo XXI.

Tal vez no supo observar las características diferenciales de Piqué respecto a su guardia pretoriana. Igual no le llamó la atención porque era tan alto como Ferdinand y Vidic. Le miró la cabeza y no los pies, Craso error. Piqué es tan bueno o más con la cabeza que con los pies. En el Barça sí lo supieron ver hace dos años, cuando había que reconstruir una plantilla. Txiki Begiristain, el antiguo secretario técnico, para ser concretos. Y Pep Guardiola después, que le convirtió en titular indiscutible y le brindó la confianza que aquella promesa de la cantera nunca tuvo en Inglaterra.

Una figura única

Destacaba de niño y destaca ahora. No solo porque se ha convertido desde hace meses en Piquenbauer, evocando la figura de un defensa capaz de salir desde atrás con la cabeza levantada. Piqué construye más que destruye. Ataca tanto como defiende y eso reportó ayer al Barça otra satisfacción con un gol.

Es ahora un elemento particularmente valioso. Única. Insustituible en las jugadas de estrategia. «Gerard tiene alma de delantero», dijo ayer Andoni Zubizarreta, que como director deportivo puede ver más de cerca las cualidades que ya advirtió Begiristain.

Piqué destaca ahora, además, fuera del campo. Es el más alto de la plantilla con su 1,93 m., dos dedos más que Sergio Busquets (1,89 m.). Es la única torre que le queda a Guardiola, que este verano ha sufrido la despedida de Touré Yaya (1,87m.), Henry (1,88 m.), Ibrahimovic (1,95 m.) e incluso Chigrinskiy (1,90 m.). Y a la torre se agarró el Barça para aprovechar un córner y llevarse la victoria del Calderón. No lo marcó con la cabeza, sino con los pies. Con ella pensó para controlar el balón, bajarlo a la tierra y cruzarlo lejos de las manoplas de De Gea.

Un buen día para estrenar su cuenta, ya que los delanteros anduvieron espesos. Incluso Messi, su compañero de quinta desde la época de cadetes, que había inaugurado el marcador. El acierto de Piqué se tradujo en puntos. Marcó un gol en su primera Liga con el Barça (el 2-6 del Bernabéu) y dos en la pasada (1-4 en Santander y 0-2 en Málaga). De colaborar en las victorias a firmarlas con su puño y letra. Después, eso sí, de mantener a salvo a Valdés.

Piqué, despojado ya del vendaje protector por los puntos que le habían cosido en la frente ante el Hércules, aportó la puntería que extravió un David Villa tan ofuscado que por momentos se asemejó al desquiciado Cristiano Ronaldo. Chutó y chutó el asturiano para acabar chocando con el poste y con De Gea.