La última joya cubana
Cinco días después de obtener la nacionalidad española por Carta de Naturaleza (méritos adquiridos), y cinco antes de jurar la Constitución, este martes, Orlando Ortega ha corrido este jueves por primera vez con su nuevo pasaporte en la prueba de la Liga de Diamante en Estocolmo. «Convertirme en español era lo más importante para mí, me siento bien y orgulloso. Había sido un sueño correr por España desde que me fui de Cuba», aseguró este vallista de 24 quilates en las horas previas a su emocionante debut. Ayer ganó la carrera con una marca de 13.18, no muy lejos de los 12.94 que hizo en París hace tres semanas y que le mantienen como el corredor más veloz del 2015 en los 110 metros vallas.
Pese a ello, Ortega no podrá defender esa posición en los Mundiales de Pekín (22 al 30 de agosto), porque la normativa de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) establece un periodo de tres años desde la última presencia de un atleta con su anterior país en un gran campeonato. El vallista estuvo en los Mundiales de Moscú del 2013. Tras quedar fuera en las eliminatorias, se fugó de Rusia y su próxima estación se situó en España. Radicado en Ontinyent desde entonces (aunque con frecuentes visitas a su madre en Miami), entrena a las órdenes de Kelvin Antúnez y defiende la camiseta del Club Atletisme Vall d'Albaida-Kelme.
Ocho medallas para España
Las deserciones cubanas son un clásico en el deporte, incluso ahora en que la nueva situación política tiende a la apertura de relaciones diplomáticas. En los recientes Juegos Panamericanos de Toronto, más de 20 deportistas se fugaron. Uno de los ídolos de juventud de Ortega, el también vallista Dayron Robles (campeón olímpico en el 2008), es ahora ciudadano monegasco. De hecho, el atletismo español se ha nutrido en abundancia de exdeportistas cubanos, hasta el punto de que le han aportado ocho medallas desde 1999: tres de la saltadora de longitud Niurka Montalvo, dos de Joan Lino Martínez (en la misma modalidad), dos de Indira Terrero en los 400 lisos y una de Luis Felipe Méliz, también en longitud. Yidiel Contreras, otro vallista, nacido en Cienfuegos hace 22 años, debutó como español en la reciente Copa de Europa tras obtener los papeles el 13 de marzo.
Orlando Ortega, cubano de 23 años y sexto en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, prosigue esta tradición, y pagará con gusto su paréntesis de tres años sin poder participar en grandes campeonatos. Se sintió maltratado en su país de origen, que llegó a sancionarle por seis meses, antes del Mundial del 2013, con una confusa acusación de «faltas graves de indisciplina».
«Me preparo para los Mundiales en pista cubierta de Portland [marzo del 2016] y los Juegos Olímpicos, pero si no es posible correr ahí, no pasa nada, me sentiré bien igual», asegura Ortega, satisfecho de haber encontrado una nueva familia deportiva en España.
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