LOS PREPARATIVOS DEL MUNDIAL DE NATACIÓN DE KAZÁN

Sincronizada sin género

Gemma Mengual y Pau Ribes, este viernes en la piscina del Club Natació Sabadell.

Gemma Mengual y Pau Ribes, este viernes en la piscina del Club Natació Sabadell. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / SABADELL

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Ella, 38 años, casada y con dos hijos; él, 19 años y con novia. Gemma, retirada desde hace tres años, ha decidido regresar fugazmente para acudir al Mundial del mes que viene en Kazán (Rusia); Pau se ha subido al carro de la oportunidad de su vida. Mengual Ribes forman la extraña pareja de la natación sincronizada, un deporte que por primera vez abre las puertas a la participación masculina a través del dúo mixto. Y los dos están encantados. Este viernes presentaron en Sabadell la coreografía que defenderán en la ciudad rusa, apenas tres minutos al ritmo de la música de Evanescence. Gemma es la que manda; Pau sigue su ritmo con encomiable éxito, después de varios meses trabajando sobre todo la flexibilidad. En tres semanas acabarán de pulir el ejercicio.

«El deporte no tiene sexo, ningún deporte debería tenerlo», asegura con sorprendente madurez Pau Ribes, el chico de Canyamars (Maresme) que quedó prendado de la sincro a los 7 años viendo el espectáculo Un sueño de agua en la piscina de saltos de Montjuïc. «Es como una droga, estoy enganchado», añade el pionero nadador, que no cree en géneros dentro de una piscina. Dejó los estudios tras acabar la ESO y desde entonces se ha dedicado a entrenar a chicas en distintos clubs y a tirarse al agua siempre que ha podido, en competiciones de categorías inferiores y, cuando se quedó sin recorrido, en exhibiciones con diferentes grupos , como el Panteres Grogues del CE Mediterrani. Cuando Esther Jaumà, ahora seleccionadora española y antes entrenadora de él en el Granollers, le llamó para intentar la aventura mundialista conMengual, no se lo podía creer. «Al principio pensé que se me haría muy difícil, porque ella tiene mucho nivel, pero con el trabajo día a día y una coreografía adaptada a mí lo estamos sacando adelante. Es un honor estar al lado de Gemma, que se haya prestado a este proyecto, y una experiencia genial que debía aprovechar».

Y Pau Ribes lo está haciendo. Ha trabajado muy duro la preparación física, la musculación y, con Quima Gratacòs, la colocación postural y, sobre todo, la flexibilidad, punto débil de los hombres en general. «Yo soy más flexible a los 38 años que él a los 19, de eso no hay duda. Él es bastante tronquito -dice entre risas Gemma-, y eso ha condicionado el ejercicio porque hay figuras que acabaría con un espagat o cosas más redondas y no las podemos hacer porque el pobre lo pasa fatal». «Es verdad -reconoce Pau-, soy un tronquito porque los chicos somos duros por naturaleza. Hay que empezar de muy pequeño para trabajar la flexibilidad».

EL BILLY ELLIOT DEL AGUA

Pau empezó de pequeño, primero en Vilassar, después en Granollers y luego en Mataró. Y, como el Billy Elliot de la sincronizada que es, ha debido superar prejuicios. «A la gente se le hacía raro cuando mis padres decían que hacía sincronizada. Algunos me miraban mal, porque yo era diferente y destacaba, pero la familia y los amigos me han ayudado siempre y, en este sentido, he sido fuerte. No me han tumbado», asegura Pau Ribes, que tampoco le da importancia al halo que rodea a los chicos que practican estas modalidades. «Yo soy heterosexual, pero no hay que darle ninguna importancia a este tema. Si uno es gay o una es lesbiana, ya está, hay que respetar todas las tendencias», concluye.