Análisis

Simeone, tu colleja nos señala el camino

El momento de la colleja al cuarto árbitro.

El momento de la colleja al cuarto árbitro.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Lleva tiempo en esto, así que no será este el rincón en el que se dude de él. Francisco Rubio Sánchez, juez único del fútbol, es catedrático de Derecho del Trabajo ¡ojito!, director de un curso de gestión deportiva organizado por la FIFA, exmagistrado de la Audiencia Provincial de Badajoz y fue presidente de la Junta Arbitral de Consumo de la Junta de Extremadura. No es un cualquiera.

Este señor, juez, bueno, juez deportivo, decidió ayer que al majo, al chulito, al atrevido, al impertinente, al provocador, Cholo Simeone se le cayese el pelo. Y, la verdad, con la ley en la mano y leyendo el acta arbitral, que le acusa de todo menos de meter el gol que derrotó al Madrid, parece justo el castigo. Ya dijo el victorioso técnico colchonero que «cuando uno se equivoca, es justo pagarlo».

Pero alguien que ha mediado, dicen, en conflictos debería  haber tenido en cuenta (siendo juez, digo), otras cosas antes de aplicar esa ley tan tremebunda. Fue una colleja, única palabra, por cierto, que no tiene sinónimo, pero que es hasta graciosa. «Niño, estáte quieto o te voy a dar una colleja», nos decían. Lo ven, no es para tanto.

Fue una finalísima. Era la Supercopa. Era un Atlético-Madrid ¡caray! Era Simeone, el campeón, ¡señor, sí, señor! El Cholo siempre es así. Y su equipo. Sí, cierto, juegan a eso y asumen el riesgo. Pero no fue para tanto. Tal vez lo más feo, miren, fue alentar al público, pero también está en el cartapacio del Cholo. Cierto, sí, anoche ya no se sentó en el banquillo de Vallecas porque arrastra una sanción de la Liga pasada. Cierto, sí, también, en el primer partido de la Champions tampoco podrá estar en el banquillo por liarla en la final de Lisboa. Pero fue una colleja… y al cuarto árbitro ¡caray!, que solo sirve para molestar a todos los demás. Esos sí van de chulitos.

Si eres juez y catedrático también has de tener en cuenta, digo, el arrepentimiento inmediato. Y el Cholo lo tuvo. ¿Tramposo? Puede, como el viajecito que le lanzó a Carlo Ancelotti sobre Di Maria, compatriota que ya sabía que se iba del Madrid ¿no? Lo sancionarán, sí, pero el tipo es pillo de narices. Y es campeón ¡caray! ¡De algo ha de servir ser campeón con el Pupas! Igual en el pecado lleva la penitencia y le están empezando a pasar factura.

Una cosa es evidente, el catedrático Rubio Sánchez no ve la tele, ni repasa vídeos, de lo contrario igual CR7 se pasa media Liga sin jugar por liarse a puñetazos con Godín ¿no? O Jose Mourinho se hubiese tenido que ir de España (¡que se hubiera tenido que ir, sí!) por meterle el dedo en el ojo al bueno de Tito Vilanova. ¡Y aquello fueron dos partidos!

Solo espero que a la hinchada rojiblanca no se le ocurra el sábado colgar una pancarta que diga «Cholo, tu colleja nos señala el camino», como hizo la Peña La Clásica en Chamartín. Claro que como lo hagan igual Rubio les cierra el Calderón.