Ante todo, seguridad

Los aficionados azulgranas asumen como un mal menor las colas por los exhaustivos controles

JORDI TIÓ / BARCELONA

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Tres horas antes, a las 17.45, estaban ya plantados ante la entrada del Camp Nou por la zona de Travessera de Les Corts. Eran Eva y Jaime Ferreiro, dos hermanos de Oviedo que hace muchos años que residen en Bruselas. Sí, nada menos que Bruselas. “Estos controles no son nada. No veas lo que son en Bélgica, pero no ahora, no, ya desde hace años”, contaba Eva, que lucía una camiseta azulgrana con el 7 de Villa. Pero el más contento era su hermano, que se estrenaba en el Camp Nou. “Es el regalo de mi hermana por cumplir 27 años”,  explicaba feliz tras superar los controles policiales y el cacheo de los guardas de seguridad contratados por el Barça. “Veo bien tanta seguridad, es un mal menor y necesario”, agregaba ansioso por ver ya el interior del santuario barcelonista. Jaime y Eva fueron casi casi los primeros en entrar. A esa hora, los miembros de seguridad tenían tiempo hasta de aburrirse porque el goteo de entrada de seguidores era casi inexistente. Poco a poco fue creciendo el aluvión, en todas las entradas del campo, hasta formarse largas colas, entonces sí, a falta de una hora para el comienzo del encuentro. Eso sí, ni un mal gesto, ni una mala palabra, ni un solo aspaviento de disconformidad. La seguridad, primero; luego, resignación y paciencia. Es lo que tiene la amenaza global del terrorismo yihaidista.

“Hemos venido antes de lo que solemos hacerlo por los controles, pero no nos importa. Ni tampoco que me hayan cacheado”, soltaba Inmaculada Martínez, socia barcelonista con más de una final a sus espaldas. “Hoy solo llevamos los bocadillos, en una bolsita, la mochila la hemos dejado en casa”. Era lo que tocaba. Aunque no todos estaban enterados. Es lo que le sucedió a Manuel, un argentino de 68 años residente en Israel, a quien le hicieron cabrear en su primera visita al Camp Nou. “He tenido que tirar la mochila y meterme en los bolsillos todo lo que llevaba. Han enloquecido con esto de los controles, por favor… Ya tengo suficientes en mi país como para que ahora también me los encuentre aquí”, añadía cada vez más caliente por el tema aunque aliviado a su vez cuando recordaba el 0-4 del Bernabéu. “Fue uno de los días más felices de mi vida. Disfruto más viendo perder al Madrid que ganar al Barça”.

"NO ES NADA DEL OTRO MUNDO"

Manuel, sin embargo, era la excepción. El resto de aficionados y seguidores asumían ese peaje de seguridad como algo necesario. “Me parece bien, y tampoco me han parecido nada del otro mundo por el lugar de donde vengo”, soltaba Enmanuel, un culé mexicano de 27 años que ha aprovechado su gira turística por Europa para recalar también por primera vez en el Camp Nou. “Me hice del Barça por Rafa Márquez”, sentencia, feliz con su bufanda.

Faltan dos horas para el inicio del encuentro y la afluencia de aficionados se incrementa lentamente. En cambio, se ve mucho menos movimiento en la rampa de párking del estadio, donde aparcan los socios con acreditación para el coche. “Baje por favor y abra el maletero”, suelta un guarda a un conductor con tres acompañantes. Después de pedir el carnet y abono a todos y comprobar que no hay nada sospechoso en el interior, autoriza el pase. “Que vaya bien el partido”. Lo que está claro es que el trasiego del parque móvil es mucho más reducido que en cualquier otro partido.

CONTROL DESDE EL AIRE

Joan Font, otro socio ya veterano, pasea tranquilo apurando un espectacular puro. “He venido con tiempo para no encontrar lío y fumarme esto… Es por el 0-4 del otro día”, suelta con una sonrisa traviesa mientras un helicóptero sigue sobrevolando el estadio desde el momento de apertura de puertas.  Laia Saavedra y Anabel Fernández, dos jóvenes socias, también asumen sin problemas los inconvenientes por los controles. “No nos importa, y más después de lo de París”.

Francesc, también socio con 42 años de antigüedad, suelta una última reflexión: “Cada vez es más complicado ir al fútbol, no solo por esto sino por los horarios. No hay nada como las cinco de la tarde y que te acompañen los hijos… Pero bueno, esta última década que nos ha dado el Barça lo compensa todo. Lo raro es que hayamos ganado tanto y los de Madrid, tan poco… Pero bueno, ya nos lo harán pagar en especies”. Faltan 50 minutos para el partido y las colas ya son interminables. Es lo que toca.