LA COMPLICADA SITUACIÓN DE UN EMBLEMÁTICO CANTERANO

El salvador marginado

Apartado 8 Coro se entrena, ayer, junto a un preparador físico del club en la ciudad deportiva de Sant Adrià.

Apartado 8 Coro se entrena, ayer, junto a un preparador físico del club en la ciudad deportiva de Sant Adrià.

RAÚL PANIAGUA
BARCELONA

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La imagen en la ciudad deportiva de Sant Adrià era ayer desalentadora. Mientras la plantilla blanquiazul se entrenaba en Peralada a las órdenes de Mauricio Pochettino, a 140 kilómetros un jugador trabajaba en solitario, dando vueltas por el campo acompañado por un preparador físico. Ferran Corominas (Girona, 1983) lleva 10 años en el Espanyol, siete en el primer equipo y tres en el filial, y salvó al club del desastre el 13 de mayo del 2006 con un gol milagroso ante la Real Sociedad. Tiene contrato hasta el 2012, aunque vive marginado. El club no le quiere y se le busca una salida, pero nadie ha hablado con él.

Cada mañana Coro acude a su cita en Sant Adrià. Ayer era el único de los descartados (Lola y Román tampoco cuentan) presente en el campo de entrenamiento. Nunca se había visto en una situación así y le cuesta digerirlo. Cree que no merece ese trato. Ni él ni ningún otro jugador, pero su trayectoria en el equipo hace su caso aún más flagrante. «Nadie se ha dirigido a mí. Ni Pochettino ni Planes. Simplemente le dijeron a mi representante que no contaban conmigo y que me buscase equipo. Tampoco me dijeron cuándo me tenía que presentar ni nada. Tuve que llamar a Calzón[el delegado]. Es una situación muy de-

sagradable, pero solo me queda seguir entrenando y ponerme a punto», cuenta el delantero de Banyoles.

Contrato hasta el 2012

Aunque Coro asegura«no guardar rencora nadie»,sabe muy bien quiénes han torpedeado su carrera. El pasado enero ya vivió una salida con la cesión a Osasuna. En Pamplona fue titular con José Antonio Camacho, pero la destitución del exseleccionador le llevó al ostracismo. Concluida la temporada, le tocaba volver al Espanyol, ya que le queda una temporada más de contrato. Ahora sabe que el club no le quiere y ya no habrá más cesiones. La única opción es encontrar una salida que sea satisfactoria para las dos partes.«Desde el club no me explican nada, pero parece que el acuerdo va para largo».

El jugador, que vivió sus mejores momentos con Lotina y Valverde en el banquillo, solo pide entrenar con el grupo.«Entiendo que los clubs aparten a los jugadores, pero no es la forma correcta de hacer las cosas. Tampoco creo que molestemos. Yo soy perico, mi familia es perica y duele más todo esto».

Los aficionados siguen mostrando su cariño a Coro. Jamás olvidarán aquel tanto en el minuto 91 que evitó el descenso a Segunda hace cinco años.«Ese gol me perseguirá siempre, pero yo no quiero vivir de eso. Yo solo quiero jugar y mirar hacia adelante».El Panetolikos, un recién ascendido a la Primera División de Grecia, se ha interesado por él, pero no lo ve claro.

Poco tacto

La situación de Coro lleva a recordar las salidas de otros canteranos.«Chica y David García también se pudieron marchar de otra forma. Moisés, Tamudo... Somos gente que hemos hecho cosas muy buenas por el club en los últimos años, pero todo ha cambiado mucho»,apunta el delantero, a quien le habría encantado tener minutos esta noche en el Ciutat de Barcelona, aunque solo fuera para despedirse. Pero lo que peor lleva es no poder entrenar con sus compañeros.«Entiendo que quieran prescindir de mí, solo preferiría otro trato. Nadie ha hablado conmigo. El fútbol no tiene memoria», concluye.