Ricardinho, el mago que no quiso el Oporto

El futbolista portugués ha vivido su confirmación tras una vida marcada por un incendio y por su despido de los 'dragones'

CHRISTIAN MARTÍNEZ / BARCELONA

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Un incendio en casa de su abuela cuando tan solo tenía 10 años supuso el golpe más duro de su vida. Con todas las pertenencias perdidas y con el recuerdo de su trágica huida por la ventana, Ricardo Filipe da Silva Braga 'Ricardinho' encontró en el fútbol la válvula de escape ideal para resurgir, convirtiendo la desdicha en un impulso que le llevó a luchar por ser el mejor. "Eso marcó todo. Mi madre, mi hermano y yo tuvimos que escapar por la ventana. No teníamos nada. Aquello me dio fuerza para luchar por todo lo que tengo hoy", explica el portugués.

Nacido el 3 de septiembre en 1985 en la humilde pero coqueta ciudad de Fanzeres, a sus 30 años el portugués se ha convertido en el gran embajador del fútbol sala a través de su magia. El incendio en su antiguo hogar obligó a la familia de Ricardinho a trasladarse al barrio obrero de Sao Joao, muy próximo a la ciudad de Oporto. En las pistas de cemento del barrio, el portugués forjó el caracter y el talento que le han encumbrado como mejor futbolista del mundo.”Cuando iba al colegio a veces me olvidaba del horario jugando al fútbol”. En Sao Joao logró recalar en las categorías inferiores del Oporto, su gran experiencia en el fútbol once, donde acabó siendo descartado por ser demasiado pequeño. Ese revés en su carrera fue el que estuvo a punto de hacerle tirar la toalla pero la aparición de la entrenadora Carolina Silva, tras verle en una de sus múltiples pachangas con amigos, acabó llevando a ‘O Mágico’ a su primer club profesional. “Carolina es la clave de mi éxito, siempre me hablaba de mi calidad y mi humildad. Por ella fiché por el Miramar”.

UNA LARGA TRAVESÍA

Después fichó por el Benfica y, tras un camino tumultuoso, su fe y calidad le han aupado a lo más alto de un deporte poco acostumbrado a los mitos. Su posterior exótica aventura por Japón y Rusia le llevó de vuelta al Benfica, donde con su talento consiguió el ansiado billete a España a través de Inter Movistar.

Su recital en el Europeo de Serbia, que se está disputando este mes, ha conseguido despertar el interés por un deporte que atraviesa uno de los momentos más críticos y que ve en el jugador de Fanzeres un clavo al que aferrarse en la lucha por hacerse un hueco en el mercado mediático. Su obra de arte ante la selección anfitriona, que arrancó los aplausos de la afición local y maravilló al mundo, fue el preludio de los siguientes destellos de calidad que fue exhibiendo hasta que su selección dijo basta. A pesar de la derrota ante España en cuartos, Ricardinho se marcha de Serbia con el objetivo que se marcó con 10 años. Ya ha demostrado que es el mejor sobre el parqué.