La Copa del Rey

Récord y lesión de Iniesta

El Barça cierra el 2011 con 170 goles pero el interior estará 15 días de baja

Thiago bate a Craviotto en la acción del tercer gol, con Cesc al fondo, ayer en el Camp Nou.

Thiago bate a Craviotto en la acción del tercer gol, con Cesc al fondo, ayer en el Camp Nou.

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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No había mejor muestra de respeto posible a L'Hospitalet ni mejor homenaje a la hinchada, en una primera eliminatoria copera ya resuelta en la ida, que ver al equipo A del Barça. La alineación de Guardiola y el entusiasmo que se respiró en la grada con la jornada del socio solidario para fomentar la asistencia al estadio propiciaron una bonita fiesta de despedida que correspondió al glorioso año que ha disfrutado el Barça, que se va de vacaciones con cinco títulos colocados en el museo y otro récord, pero con Iniesta en la enfermería y en peligro para el derbi de enero ante el Espanyol.

El pobre Hospi se llevó una tunda porque enfrente se encontró a siete campeones del mundo que el domingo peinaron al Santos en Yokohama a la vista de todo el mundo; siete que ya lo fueron con la selección. Demasiado rival para un equipo de Segunda B y esa diferencia se plasmó en 20 minutos con un 3-0.

OTRA VEZ EL BÍCEPS FEMORAL / La fiesta continuó, pero al rato a Guardiola le cambió la cara. Iniesta chocó con Craviotto y se quedó inmóvil en el suelo. El doctor Ricard Pruna y el fisioterapeuta Roger Gironés corrieron hacia el albaceteño, alarmados. Al llegar a su vera, el médico se giró de inmediato y con los brazos pidió el cambio. Parecía algo grave y Guardiola se pasó las manos por la cabeza, desesperado, y chutó al aire.

Iniesta se marchó por su propio pie, con una rotura muscular en el tercio medio del bíceps femoral, del maldito bíceps femoral que nueve lesiones ha causado ya, mientras el Camp Nou retumbaba coreando su nombre. Temeroso de correr más riesgos peligrosos, Guardiola retiró inmediatamente a Xavi. Con un cerebro caído durante 15 días de baja, había que preservar al segundo. Le dio tiempo a Xavi apenas de celebrar su golito antes de despedirse con una ovación de un Camp Nou medio vacío (56.480) pero más ruidoso que cuando está lleno. Excepto el día del Madrid y las grandes noches europeas.

ACTITUD ELOGIABLE / El Barça sí fue el de siempre, indiferente a la menor entidad del rival con que ha afrontado el tramo crepuscular del 2011. Jugó como si enfrente estuvieran el Madrid o el Santos. Con la misma actitud, que es lo más elogiable, y con el mismo nivel de juego que ha alcanzado, fluido y armonioso como nadie. Jugó Pinto, al tratarse de la Copa, y era el Barça de la Liga, de la Champions, del Mundial de Clubs, repleto de gente de casa. Con Puyol y Piqué, insobornables atrás; con Xavi, Iniesta y Cesc trazando pases de tiralíneas; con Thiago de nuevo de extremo y Pedro desempeñando el papel de Messi en la mediapunta. Incluso al ejecutar el primer penalti con que se abrió el enésimo festival.

NUEVO RÉCORD MUNDIAL / Ese equipazo insaciable le dio el último chasco al Madrid, aunque es más importante que rubricara un nuevo récord mundial. La web blanca se ufanaba que el equipo de Mourinho, y sus 167 goles en el 2011, era el más realizador del planeta. Pues no. La marca duró unas horitas. Quedó borrada por el aplastante Barça. Elevó el listón hasta los 170, repartidos en los 64 encuentros oficiales (46 victorias) disputados.

El mérito fue de los mayores, ejemplares en la entrega. En ellos se miraron Cuenca, que forzó dos penaltis y marcó dos goles; Thiago, que anotó dos golitos igual que Tello, un puñal como extremo izquierdo. El futuro de un presente idílico.