El Madrid despacha a un lánguido Espanyol (2-0)

Morata marca en la primera mitad y Bale celebra su vuelta al equipo con el segundo tanto en el tramo final

Bale dispara ante Hernán Pérez para sentenciar el Real Madrid-Espanyol con el 2-0.

Bale dispara ante Hernán Pérez para sentenciar el Real Madrid-Espanyol con el 2-0. / periodico

ANTONIO MERINO / MADRID

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No fue el Espanyol el rival capaz de poner en aprietos a un Madrid que sigue firme y al que ni los cambios que hizo Zidane le hicieron mover demasiado la brújula. Se agarró a Isco para poner rumbo a un cómodo triunfo con dos pases del jugador malagueño para que Morata y Bale, que reaparecía, sellaran una victoria ante un rival sin alma y con los conceptos ofensivos aletargados.

Decía Quique que había que crear "incertidumbre" en el Madrid, pero lo cierto es que la única preocupación de los blancos fue la de no acertar a cerrar el partido antes del minuto 83, cuando Bale hizo el segundo gol. No se le vieron opciones al Espanyol para romper esa racha de 21 años sin ganar en el Bernabéu con la que llegaron a Madrid. Más bien dio la impresión de buscar que no le hicieran demasiado daño. Comenzó bien colocado y con el orden suficiente como para frenar las escasas acometidas del equipo de Zidane, pero poco a poco fue languideciendo hasta convertirse en un equipo triste al que tampoco despertó el gol de Morata.

UN EQUIPO SIN EMPAQUE

Al equipo de Quique le faltó empaque, energía y, sobre todo, pensar en otras cosas que no fueran sujetar a su rival para no llevarse un saco. A pesar de no verse demasiado exigido, el equipo blanquiazul tampoco cambió de marcha. Ni siquiera al comprobar que el Madrid encaraba el choque como una de esas tardes en la que se impone la faena de aliño por encima de miras más altas. Poca tensión y más empuje que fútbol porque sin Modric la zona de creación baja la aguja casi al mínimo.

Kroos tomó el mando, pero fue Isco el que firmó las acciones más notables. El malagueño y Lucas Vázquez comenzaron a agitar el encuentro ante la atenta mirada de un Espanyol incapaz de decidirse a probar a un ex de la casa, el meta Casilla, titular este sábado ante su exequipo en detrimento de Keylor Navas, que saltó de la convocatoria tras su pifia ante el Nápoles.

Tampoco Casemiro Marcelo fueron titulares, además de los no convocados Benezema Modric. Un claro mensaje de Zidane encaminado a pensar en el partido aplazado del miércoles ante el Valencia en Mestalla para buscar ampliar su renta en la Liga. Sus cuentas también pasaban por una plácida tarde ante el equipo de Quique, que tuvo su mejor ocasión en un acción de Gerard al que se le señaló un fuera de juego que no era cuando encaraba a Casilla. 

OCASIÓN DE HERNÁN PÉREZ

Si el Espanyol no había probado al portero del Madrid, también se tomó su tiempo el equipo blanco. Tuvo que esperar más de media hora para estrenarse en la acción del primer tanto, un buen centro de Isco que cabeceó Morata al fondo de la portería (m. 33).

Tampoco se vislumbró una reacción inmediata en el equipo blanquiazul tras el movimiento en el marcador. Eso sí, al menos visitó el área de Casilla en un par ocasiones. En la primera, el árbitro cortó un contragolpe de tres contra uno al señalar una mano involuntaria de Hernán Pérez. El jugador paraguayo sustituyó a Reyes y fue el encargado de inaugurar la estadística de disparos a portería de su equipo con un lanzamiento que detuvo Casilla cerca del poste.

BALE, ACLAMADO

Pese a la debilidad del rival, Zidane no las tenía todas consigo. Metió a Casemiro por Kovacic para impedir cualquier sobresalto en un partido que fue decayendo y en el que, a falta de otros alicientes, trajo la noticia del regreso de Bale después de casi tres meses lesionado. El galés sustituyó a Morata a los 71 minutos y el público le recibió con una gran ovación.

Para celebrar su vuelta, Bale se encargó de disipar las dudas que comenzaba a generar que el Madrid no cerrase el encuentro. El galés aprovechó un pase de Isco en un contragolpe para marcar con la izquierda (m. 83) y cerrar una tarde en la que el Espanyol dejó una pobre impresión, casi similar a la Undiano Mallenco, que cerró su pésima tarde pasando por alto un claro penalti de Aarón Ronaldo que encrespó al público.

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