LAS CLAVES DE LA INVESTIGACIÓN

¿Quién mató a Pantani?

La madre del ganador del Tour de 1998 insiste en que fue asesinado mientras que la autopsia oficial y el informe policial del 2004 concluyen que murió por una sobredosis de cocaína

Los padres de Marco Pantani, Tonina y Paolo, ante el féretro del ciclista, en febrero del 2004 en Cesanatico.

Los padres de Marco Pantani, Tonina y Paolo, ante el féretro del ciclista, en febrero del 2004 en Cesanatico.

SERGI LÓPEZ-EGEA / Barcelona

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Ni asesinato, ni conspiración, ni homicidio tras una pelea. Marco Pantani murió el 14 de febrero del 2004 en la soledad de un hotel de Rimini como consecuencia de una sobredosis de cocaína. Las heridas que presentaba en su cuerpo fueron producto de las autolesiones del propio ciclista, según se desprende del informe policial que el diario Corriere Romagna, rotativo de Emilia Romagna, la región natal del Pirata, publicó el pasado lunes.

El informe pericial sale al paso del nuevo giro que ha dado el caso, después de que la Fiscalía de Rimini aceptó el recurso de Tonina Pantani, madre del corredor, que siempre ha dicho que su hijo fue asesinado. Sin embargo, Pantani murió de «una intoxicación aguda de cocaína que afectó la función cardiaca y pulmonar provocando un miocardio patológico por el abuso prolongado de la droga». Así lo determinaron los dos médicos forenses que inspeccionaron el cadáver.

Según la policía, nadie pudo entrar en su habitación porque Pantani la había cerrado por dentro. La investigación no fue ni superficial ni apresurada, ya que por el impacto mediático del caso «nunca se habían visto tantos policías en Rimini». A los 55 días, la policía arrestó a los traficantes que le habían facilitado la droga al Pirata. Los agentes determinaron que Pantani «era un adicto a la droga, circunstancia que solo conocía su familia».

Un juez de Rimini desestimó las teorías de homicidio en el 2004. «La hipótesis de que hubo una pelea en la habitación y Pantani fue forzado por la fuerza a tomar cocaína carece de fundamento. Pantani se quejó días antes en el hotel de la presencia de extraños, que nadie vio y cuyas voces solo fueron escuchadas por el ciclista, una circunstancia que solo puede obedecer a delirios paranoides provocados por el uso excesivo de la cocaína en su fase aguda».El cadáver de Pantani presentaba 11 heridas, entre ellas dos pequeños triángulos en el cuello a la altura de la yugular; el resto estaba en la cara. Según los forenses todas las lesiones fueron ocasionadas accidentalmente. «Las heridas no fueron producto de una pelea sino, lo más probable, debido a la agitación psicomotora y a la caída al suelo en el momento del colapso». Las marcas en la yugular fueron atribuidas al personal del servicio de urgencias que trató de auxiliarlo sin éxito cuando el hotel dio la señal de aviso.

La habitación del hotel estaba totalmente desordenada. Según la policía, podía dar pie a pensar que había habido una pelea. Sin embargo, la investigación determinó que el desorden fue provocado por el mismo Pantani, en sus alucinaciones «luchando contra sus fantasmas, ya que había sábanas anudadas en la barandilla de la escalera, el cable de la televisión atado a la buhardilla, el colchón del sofá extraído de su lugar y los componentes del baño apilados en el inodoro. En vez de una pelea con un individuo real solo había una silla al revés. Los asesinos no tenían necesidad de simular tal desorden».

La policía cerró el caso y no quiso publicitar más datos sobre los últimos días de su vida para no dañar todavía más su imagen, ya muy maltrecha por todas las sospechas, luego confirmadas, de dopaje.