CICLISMO

Purito llora una plata que vuelve a rodear de polémica a Valverde

El ciclista murciano, bronce, desprotegió al catalán al permitir el ataque de Rui Costa

Purito (izquierda) cruza la meta de Florencia unos centímetros por detrás de Rui Costa.

Purito (izquierda) cruza la meta de Florencia unos centímetros por detrás de Rui Costa.

JOSÉ MARÍA EXPÓSITO / Barcelona

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El ciclismo español estuvo a punto de revivir, ayer en Florencia, uno de los momentos cumbre de su historia: el Mundial de Colombia de 1995, en el que Abraham Olano cruzó la meta con la rueda trasera pinchada y con un majestuoso Miguel Induráin guardándole las espaldas por detrás. Pero ni Purito Rodríguez pudo celebrar ayer el oro ni Alejandro Valverde recibió alabanzas por su generosidad. El corredor catalán lloró la plata en el podio, harto de coleccionar segundos puestos, y el murciano purgó el bronce, señalado como culpable de que el jersey arcoíris no recayera en los hombros de un español, sino en los del magnífico portugués Alberto Rui Costa.

No fue como Duitama-95, aunque los ciclistas también sufrieron un duro día de lluvia. La película se pareció más a la de los últimos años, no tanto por las siete horas y media de carrera sino por el cruce de reproches en el seno del equipo, que se vio con la situación de carrera soñada en los últimos 10 kilómetros y perdió un oro que tenía en el zurrón.

«Yo creo que lo he hecho perfecto. ¿Por qué no hemos ganado? Eso tienes que preguntárselo a otro», decía Purito en clara alusión a Valverde. «Sabía que tenía que salir a por Rui Costa, pero no podía más», reconoció el murciano, relativamente feliz con su quinta medalla mundialista, algo que nadie había logrado, aunque ninguna de oro. El juicio del seleccionador, Javier Mínguez, fue claro: «Valverde se ha equivocado. Debió haber saltado a por el portugués. Purito tenía el Mundial y Nibali venía muerto. El oro era nuestro».

Con Italia corriendo en casa, Bélgica defendiendo el título de Philippe Gilbert y Fabian Cancellara y Peter Sagan como favoritos, Mínguez tenía clara la estrategia: siempre delante, pero sin asumir la responsabilidad. Alberto Contador cumplió a la perfección su papel y trabajó en una fase para que sus compañeros no se descolgaran del grupo de favoritos.

CAÍDA DE URÁN / En la última vuelta, ya sin lluvia, Michele Scarponi avivó el ritmo en la subida a Fiesole. Purito dio continuidad al ataque y Vincenzo Nibali dejó seleccionada definitivamente la carrera, con él mismo, Valverde, Purito, Rui Costa y Rigoberto Urán. En el peligroso descenso, el colombiano se fue al suelo.

Cuatro hombres y dos españoles, una situación ideal que mejoró cuando Purito soltó bajando a Nibali, que había besado el asfalto en las primeras vueltas. El precio a pagar por el italiano fue desgastarse en la persecución de Purito, mientras Valverde le marcaba y Rui Costa permanecía al acecho. El duro repecho de Via Salvati reagrupó al póquer de escapados, pero Purito volvió a intentarlo una, dos y hasta tres veces hasta que Nibali tuvo que dejarle ir. «Todo iba perfecto para nosotros. Valverde era el más rápido y me dijo que atacara. Y así lo hice», explicó Purito.

Entonces llegó el error de Valverde. Hace 18 años, Induráin saltó a cada intento de Marco Pantani de acercarse a Olano, pero también a los de Mauro Gianetti, el otro integrante del terceto perseguidor. Ayer, Valverde solo vigiló a Nibali, que andaba ya fundido, y se olvidó de Rui Costa, compañero suyo en el Movistar (aunque fichado ya por el Lampre) y vencedor este año de la Vuelta a Suiza y de dos etapas en el Tour.

«ES MI DESTINO» / «Ha salido en una curva bastante complicada. Nibali ha hecho el amago de ir a por él y se ha parado. Cuando he querido reaccionar, ya me llevaba 10 metros», se excusó Valverde, que no pensó que el portugués pudiera atrapar a Purito. Cuando este vio llegar a Rui Costa, se le vino el mundo encima. Hasta le preguntó dónde estaba Valverde, cuya actitud no entendió. «No sé qué ha pasado por detrás, pero cuando he visto llegar a Rui Costa a falta de 600 metros he comprendido que iba a perder», relató.

Purito fue campeón mundial hasta los últimos 600 metros, igual que fue ganador del Giro 2012 hasta la contrarreloj del último día y de la Vuelta de ese mismo año hasta el inesperado ataque de Contador en Fuente Dé. «Es el destino de Purito. Perder de un soplido el Giro, la Vuelta y ahora el Mundial. Así es la vida», lamentó el ciclista catalán, que a los 34 años lloró la ocasión perdida.