Los cuartos de final de la Euroliga

Pullen desatasca al Barça para conducirlo a la primera victoria

La lesión de Arroyo desinfla al Galatasaray, que dominó el partido hasta el descanso

El pívot azulgrana Dorsey machaca ante Aldemir, ayer, en el partido disputado en el Palau.

El pívot azulgrana Dorsey machaca ante Aldemir, ayer, en el partido disputado en el Palau.

LUIS MENDIOLA
BARCELONA

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El Barça pasó de las sombras de una primera parte inquietante, que puso en vilo al Palau, a la exhuberancia ofensiva de la segunda frente al Galatasaray, en su estreno en los cuartos de final de la Euroliga. Entre esas dos realidades tan distintas, consecuencia de esa imagen bipolar patente en algunas fases de la temporada, el equipo de Pascual supo encontrar el camino para salir adelante y asegurarse por 88-61 la primera victoria de una serie al mejor de cinco y que mañana vivirá la segunda entrega también en el Palau.

Fue una transición complicada para el Barça, en la que tuvo un peso fundamental el efecto Pullen y también la lesión de Carlos Arroyo, la estrella del Galatasaray, al filo del descanso, cuando el equipo turco aún dominaba en el marcador. Con Pullen, el equipo azulgrana encontró el ritmo, la confianza y la pegada necesarias que había mostrado en el Top 16. Con la baja de Arroyo, que ya no volvió al juego, y será dudoso para mañana, el Galatasaray perdió su mejor referencia y se desinfló hasta acabar arrollado en la segunda mitad con un parcial de 55-26.

Como si el partido fuera una prolongación de los últimos encuentros, el Barça tuvo una pobre puesta en escena. Más tensionado o nervioso de lo que conviene en una eliminatoria a vida o muerte.Y así, en un visto y no visto, el Galatasaray abríó una brecha inesperada y peligrosa (0-9), mientras los azulgranas no sabían tomarle el pulso al partido.

CAMBIOS CLAVES / La soberbia puesta en escena de Carlos Arroyo también descolocó a los barcelonistas. El base puertorriqueño anotó y repartió asistencias a placer frente a un rival que no sabía como desconectarlo. A los cuatro minutos, ya había mandado al  banquillo a un apagado Huertas y su conexión con Aldemir era un agujero que el Barça, superado también en la lucha por el rebote, no sabía como tapar.

No pintaba bien el partido, aunque la presencia de Dorsey por un intrascendente Tomic dio más conistencia al juego azulgrana. La falta de puntos interiores y la obcecación para el triple con escaso acierto, facilitó el control del Galatasaray, bien cerrado en defensa, con los azulgranas haciendo la goma, y los turcos devolviendo el golpe (25-31, m. 18) de la mano de un Arroyo infalible (14 puntos hasta ese momento).

Fue en esa fase del partido cuando se sucedieron las dos acciones que cambiaron el guion. La primera fue la apuesta de Pascual por Pullen, lo que desatascó al equipo azulgrana, le dio frescura, pegada y las dosis necesiaras de confianza. Pullen encadenó dos triples casi consecutivos, que reactivaron al colectivo. Y, la segunda, la lesión de Arroyo, que se torció el tobillo al caer sobre el pie de Dorsey, cuando solo faltaban 45 segundos para llegar al descanso. El conductor del juego turco tuvo que retirarse al vestuario para no reaparecer ya en la segunda mitad.

A partir de esas dos acciones, el Barça recuperó, en el segundo tiempo, la imagen poderosa  que se ha visto desde la Copa. La ausencia de Arroyo ayudó, por supuesto. Pero el equipo de Pascual se dejó ir, actuó con más criterio y ganó en la aportacíon interior. Dorsey dio el punto de intensidad que el equipo necesitaba, y Tomic y Nachbar los puntos.

LA «MEJOR IMAGEN» / Mucho más cómodo sobre la pista, además, el equipo azulgrana encontró también los triples de Oleson y Nachbar (12 de 21 al final, con un 57% de eficacia) para convertir el tramo final del encuentro en una cómoda autopista hacia la victoria. «Estamos felices con esta victoria. Hemos salido tensos, pero hemos sabido crecer y en la segunda parte se ha visto nuestra mejor imagen», afirmó el preparador azulgrana  Xavi Pascual.