LA REACCIÓN ANTE EL VARAPALO AZULGRANA
Una alegría en pleno caos
En tiempos de crisis cualquier cosa vale para llevarse una alegría. Y si se trata de un batacazo del gran enemigo, pues mejor. La derrota del Barcelona ante el Milan fue tan inesperada como bienvenida en el seno del madridismo. También en un vestuario que no levanta cabeza por los constantes sobresaltos entre algunos jugadores y Mourinho. Al menos, los futbolistas saben que el técnico portugués tiene fecha de caducidad. Si todo va bien, hasta junio.
A cinco días del clásico de Copa en el Camp Nou, el Madrid parece haber ganado una primera batalla, la psicológica. Comprobar que ahora mismo el Barça es un mar de dudas y saber que en 90 minutos en San Siro solo Xavi disparó entre los tres palos da un cierto vuelo a las expectativas del conjunto blanco con vistas a la cita del próximo martes. También los hay que avisan de las ansias de los azulgrana de reivindicarse nada menos que ante el Madrid.
Sea como sea, a los jugadores del Madrid les resultaba complicado ayer disimular su satisfacción por el varapalo del equipo catalán. Varios futbolistas estaban citados para reinaugurar la tienda del Madrid, en pleno corazón del Bernabéu. Por allí pasaron Casillas, Xabi Alonso, Kaká, Carvalho, Benzema, Adán, Arbeloa, Di María, Callejón, Nacho, Morata y los baloncestistas Reyes, Suárez y Rodríguez.
Derribar un muro
Cada jugador debía quitar un ladrillo de cartón para acceder al recinto. Era como derribar el muro que se les presenta en ocho días con Barça y el United en el horizonte. «Vamos chicos, que a esto le falta otro toque», decía Casillas en un vídeo promocional. No faltaron las sonrisas ni las referencias al papel de los cuatro equipos españoles en la ida de octavos de final de Champions. «Así es el fútbol. Nuestra eliminatoria está abierta y los otros tres equipos tienen opciones porque son muy buenos», respondió Alonso a una pregunta del moderador.
Una salida políticamente correcta, que no tuvo ningún otro matiz, ya que no se admitieron preguntas. A Iker le tocó hablar de su maltrecha mano. «Cada vez voy mejor, pero me queda un mes», dijo Casillas. El meta blanco no habló de Mourinho, pero adelantándose a las más que probables intenciones del técnico portugués aseguró que sufre más viendo al equipo en la grada.
Mientras, entre sonrisas, Di María apuntaba la dificultad del Barça y del United. Callejón iba más lejos. «Estamos cogiendo esa cuesta arriba para afrontar la recta final lo mejor posible», declaró el jugador granadino. Al final, los futbolistas plasmaron sus manos en un molde de plastilina. Iker solo dejó su mano derecha por la lesión que padece en la izquierda.
No estuvieron ni Ronaldo ni Ramos, entre otros. Dos jugadores que, según reveló la COPE, se han hecho íntimos amigos. Todo vale para unir voluntades en un vestuario en el que nadie se atreve a encender una cerilla por lo que pudiera llegar a pasar. Algo que Xabi Alonso resume a la perfección en la revista Vanity Fair. «Somos y debemos ser un equipo. Tenemos que estar unidos», asegura el jugador del Madrid, que añade que Iker y Mourinho «no tienen por qué irse de cañas». Por supuesto.
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