LA IDA DE LAS SEMIFINALES DE LA COPA DEL REY

Varane salva al Madrid ante un Barça caritativo (1-1)

El defensa francés ha marcado el gol de la esperanza blanca tras el tanto de Cesc y las múltiples ocasiones falladas por los azulgranas en la segunda mitad

MARCOS LÓPEZ / Madrid

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En un partido sin gobierno, el Madrid ha podido resolver al inicio y el Barça ha perdonado después de tal manera que tendrá la sensación, y además cierta, de que se ha ido del Santiago Bernabéu dejando vivo al rival. Todo ha acabado como empezó. Con empate (1-1) después de 90 minutos donde las estrellas han sido los defensas (Varane ha cabaceado el gol de la esperanza blanca, mientras que Piqué, Alves y Puyol han sostenido con fiereza al Barça), porque ni Cristiano ni Messi han decidido en una tensa noche de fútbol y un carrusel de emociones. Todo ha sido raro.

Raro porque el Barça no ha encontrado el hilo para enhebrar el partido a su antojo. Si acaso, 10 minutos en la primera parte y luego, eso sí, en la segunda, pero se le ha escapado el gol entre los pies de Pedro, la falta de puntería de Cesc y un Messi más espeso que nunca. Ni un imperial Iniesta ha servido al equipo de Jordi Roura para dejar cerrada la eliminatoria de las semifinales de la Copa cuando el Barça sí ha sido el Barça.

No ha sido el partido que necesitaban los azulgranas. Al menos, en la primera parte. Ni en el tramo final, con José Mourinho y su equipo contra las cuerdas. Sabía que el Madrid saldría como una tormenta, subido en la moto de Cristiano. Y así ha sido, entre otras razones porque el Barça ha estado irreconocible en el pase. Ha perdido más balones en 10 minutos que en muchos partidos completos. Y ese ha sido el escenario perfecto para el portugués, que ha ordenado comenzar con una línea de presión alta sobre la defensa de Pinto, obligado a realizar dos buenas intervenciones en ese convulso periodo para el Barça. Si se ve más a Pinto que a Xavi, hay un problema. Y muy serio.

Xavi, al larguero

El Madrid ha apretado e intimidado y al Barça, en cambio, le ha costado encadenar varios pases seguidos, toda una noticia por lo extraordinario que es. A cada error, Cristiano ha asomado furioso para derribar a Pinto. Pero la defensa, que ha protegido como nunca a su portero (tres córners blancos en 45 minutos y los tres han sido ganados por las torres azulgranas), ha resistido. Poco a poco, el equipo de Roura se ha ido desperezando hasta completar unos minutos de dominio con Xavi como máximo peligro. Suya ha sido la falta que se ha estrellado en el larguero (Diego López se ha tirado para la foto, pero no llegaba) y suyo ha sido el disparo que Varane, el ídolo del madridismo, ha salvado sobre la línea de gol, ya con el exmeta del Sevilla batido tras un error de párvulos de Carvalho. Un central al que solo le queda el nombre de lo que fue en su día.

Ha parecido entonces que el Barça domaba al Madrid con el balón en los pies. Solo lo ha parecido. Tan raro e intenso --y hasta bueno, en determinados momentos-- ha sido el partido, que la primera parte ha terminado como empezó. O sea, con el Madrid cabalgando a pradera abierta, empujado por un maleducado Santiago Bernabéu entrando el encuentro en la dimensión mourinhista. Tensión, juego sucio, patadas de Arbeloa, Carvalho y, por supuesto, de Xabi Alonso para desquiciar al Barça. Al inicio, con esa presión adelantada que tan buen resultado le ha dado al técnico portugués. Y luego, con ese otro fútbol en el que el Barça parece, y realmente lo es, un pez fuera del área. Con decir que Messi solo ha disparado una vez en 45 minutos, está dicho todo. Y ha sido de falta directa. El balón se ha ido al segundo anfiteatro.

En la segunda mitad, el Madrid ha salido con la misma energía y hasta Benzema, más fallón que de costumbre, ha sentado a Puyol por vez primera antes de disparar a las nubes. Ha sido entonces cuando Iniesta ha perdido el balón y ya entonces nadie se lo ha quitado. A partir de ahí, el Barça se ha reconocido a sí mismo, silenciando al estadio con un par de jugadas de prestidigitador para levantar al equipo. Callado ha estado el templo blanco, aún asombrado por los regates que ha visto --no están acostumbrados a ver a Iniesta cada día--, cuando Messi, el delantero centro más mentiroso de la historia, ha tomado el disfraz de Xavi. Pase larguísimo a la aparición de Alba por la izquierda; Callejón que despeja de mala manera; Messi, convertido de forma inmediata en Busquets, roba el balón y conecta con Cesc para fabricar el primer gol. De segunda jugada, algo antinatural en el Barça, aprovechando que Callejón, que no tiene espíritu de defensa, invalidaba el fuera de juego. Primer disparo de Cesc, primer gol.

Y Pedro ha fallado

Con Iniesta al mando, el Barça ha perdonado demasiado. Hasta Pedro, que no es caritativo, ha desperdiciado solo ante Diego López la ocasión de sentenciar definitivamente la eliminatoria. Ha sacado una falta y el contragolpe azulgrana ha sido de manual, excepto en el defectuoso remate final del delantero canario. Mourinho ha movido piezas (Modric por Callejón, que pagará ese error; Higuaín por Benzema) hasta que el Barça se ha descontrolado. Y ha marcado Varane de soberbio cabezazo para completar un excelente partido. Aún después del empate, el Barça ha tenido la posibilidad de ganar con un extraordinario pase de Xavi a Jordi Alba que se ha plantado solo ante Diego López. Y el portero blanco ha estado rápido de reflejos.

De repente, un choque que tenía dominado el Barcelona (entró Alexis por Pedro y Thiago por Cesc) no ha enterrado al Madrid. Dos disparos a la portería de Pinto y un gol que lo mantiene con vida en la Copa del Rey, con el escenario que tanto le gusta a Mourinho en el Camp Nou. Esperar atrás y arañar a un Barça, que se ha ido de Madrid cabreado consigo mismo porque no se ha sentido bien.