Navarro tumba al Madrid en el Palau con una actuación excelsa

Si no han visto el clásico del baloncesto, no pierdan el tiempo. Consigan una copia cuanto antes y deléitense con ella. Solo así comprenderán la magnitud de la actuación queJuan Carlos Navarroha ofrecido en el Palau. Su grandeza como jugador. Por más actuaciones brillantes que haya ofrecido en su carrera, cuando salta a la pista no deja de sorprender. Y la de este domingo, créanme, ha sido una actuación excelsa. A los pies de Navarro, de sus33 puntos, ha claudicado un buenReal Madriden un partido soberbio, apasionante, que ha engrandecido la Liga de baloncesto con un resultado (96-89) que promete más emociones a lo largo del año.

Con Navarro iluminado sobre la pista, elBarça ha construido un triunfo de carácter, de orgullo, que le devuelve la autoestima y reaviva sus posibilidades de entrar en lafase final de la Copa. Con Navarro, enchufándolo todo --solo ha fallado uno de 13 tiros en un día mágico--, el Madrid ha acabado por descarrillar, dejándose en el Palau la imbatibilidad en esta Liga y también el récord de victorias hacia el que parecía lanzado después de 14 jornadas.

Regalo para la afición

Ha sido, de lejos, el mejor encuentro de toda la temporada del Barça y todo un regalo que le ha hecho a la afición para despedir el año, porque, en un momento u otro, han aparecido todos los referentes azulgranas para decantar un partido que el Madrid, impulsado porRudy ySergio Rodríguez, ha peleado hasta el último segundo.

Ni cuando el Barça ha abierto una brecha de 15 puntos (81-66, m. 33) después de encadenar tres triples deNavarro,Jasikevicius yWallace, se ha rendido el equipo dePablo Laso. Ha necesitado el Barça tumbarlo una segunda vez con otros dos triples finales deNavarro yLorbek (92-83, m. 38) para que los madridistas se dieran cuenta de que no había escapatoria.

El recital del Barça puede entenderse como una proclama colectiva, con la que el equipo barcelonista ha queridodar por cerrada la crisis de forma oficial, esa crisis que lo ha estado torturando durante las dos últimas semanas, con actuaciones muy flojas y algunas embarazosas, como la última derrota en el Palau ante el Blusens.

Apremiado, seguramente, por la necesidad de asegurar la Copa aún en el aire, a dos jornadas para el cierre de la primera vuelta de la Liga, el equipo deXavi Pascualha asumido el clásico sacando todo lo que se espera de un aspirante a los títulos. Ha actuado con intensidad, ha hecho un despliegue físico espléndido, se ha fortificado en defensa y ha sabido jugar con inteligencia sus bazas en ataque para frenar la arrolladora marcha de un equipo como el madridista, invicto en las 14 jornadas anteriores.

Transformación colectiva

No es fácil dilucidar cuál habría sido el desenlace sin la descomunal actuación de Navarro. En cualquier caso, la transformación colectiva ha sido poderosa y, enganchado al acierto del capitán, el Barça ha llevado la iniciativa en muchas fases del juego y ha devuelto cada uno de los golpes del Madrid. Que no han sido pocos, porque el equipo deLaso vive un momento dulce, igual que la mayoría de sus jugadores, posiblemente el mejor de la última década.

Los primeros minutos se han convertido en un pulso entreNavarro yRudy, las dos grandes estrellas del baloncesto español, que ha disparado la tensión en el Palau. Pero rápidamente ha quedado claro que solo había un protagonista en la pista. También lo han entendido el resto de los jugadores azulgranas que han ido sumándose a la causa, empezando porMickeal, un jugador que nunca falta a estas citas,Sada,Lorbek,Tomic,Jawai yJasikevicius. Cada uno ha tenido su momento para darle una noche de gloria al barcelonismo y esperanzas sobre un equipo que sabido parar a tiempo y cambiar de dirección.