El póquer de Márquez

Marc Márquez muestra ocho dedos, en señal de sus ocho victorias en suelo estadounidense, cuatro de ellas en el circuito de Austin.

Marc Márquez muestra ocho dedos, en señal de sus ocho victorias en suelo estadounidense, cuatro de ellas en el circuito de Austin. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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«Era tan, tan, difícil, tan peligroso, tan complicado mantenerse en pie en este trazado tan resbaladizo que no entiendo como Marc (Márquez) ha podido ir tan rápido desde la primera vuelta», explicó Andrea Iannone (Ducati, tercero). «Era imposible, así de sencillo, frenar la moto en la entrada de cada curva, tenías la impresión de que te ibas a ir al suelo en cualquier momento y Marc (Márquez) iba destanciándose más y más, así que este segundo puesto sabe a gloria», remató Jorge Lorenzo (Yamaha, segundo). «Hemos apostado por el neumático delantero más blando, mucho más blando que el de mis rivales. El técnico de Michelin me ha dicho: 'Tranquilo, aguantará 15 vueltas, pero las últimas seis ¡apáñate como puedas!, pues se moverá muchísimo y ahí entraran tus manos para aguantarte en pie'. Y así ha sido pero, como tenía suficiente ventaja, he bajado el ritmo y he podido ganar», narró Marc Márquez nada más bajar del podio, feliz, muy feliz, por haber acertado con su arriesgada apuesta y haber controlado el baile de su moto.

Y es que, aunque Valentino Rossi haya empezado ya, perdón, continuado, su guerra psicológica al decir el sábado que Márquez estaba «exagerando» los problemas de su Honda, lo cierto es que solo Marc es capaz de hacer correr a la RC213V, solo el de Cervera es capaz de ganar, pues la segunda Honda ha terminado a más minuto de él (la del británico Cal Crutchlow), así que los problemas de nacimiento de la moto alada son ciertos pero, como reconoce todo el mundo, hasta sus mismos rivales, «las manos de Márquez son las que marcan la diferencia».

De ahí que Marc, tras lograr un prodigioso póquer de triunfos consecutivos en Austin (Texas), en 'pole positions' y victorias, tras salir líder destacado de EEUU y aterrizar en Jerez como mandamás, con 21 puntos de ventaja sobre Lorenzo, no pare de dar las gracias a Honda, a todo su equipo, liderado por el técnico Santi Hernández, que han obrado el milagro de reconstruir la moto con la que empezó maldiciendo la pretemporada en la primera semana de febrero, cuando la probó, por vez primera, en Malasia.

RECONSTRUYENDO LA HONDA

«Nos falta aún algo de velocidad punta, nos falta aceleración, pero hemos confiado unos en otros, en el durísimo trabajo en fábrica, en noches enteras en el box y en cambiar un poquito mi pilotaje, no mucho, pues ya veis que vuelvo a ir con el cuerpo fuera de la moto, para ser competitivos», dijo Márquez. «Hace poco más de dos meses, apretaba los dientes en Sepang y estaba a un segundo de Jorge (Lorenzo), así que algo de milagro hay en todo esto».

Márquez es el primero en señalar que «esto solo acaba de empezar». El Mundial da ahora el salto a Europa. «Dentro de quince días, en Jerez, Jorge (Lorenzo) volará, pero nosotros estamos esperando nuevo material, sé que llegará y sé que mejoraremos. Ya hacemos buenas salidas y empezamos a conocer el comportamiento de la electrónica en carrera, lo que es importante».

El joven tetracampeón catalán no sabía que Rossi se había caído. «Les dije que solo me marcasen la diferencia sobre el segundo». Pero, eso sí, está feliz por librarse de las caídas. «Se cayó Jorge en Argentina y se ha caído Vale en Austin. De momento me voy salvando, pues el año pasado el que se cayó fui yo y ¡encima, siendo segundo!» Es posible, sí, todo el mundo lo cree, que estamos ante un nuevo Marc Márquez, que, persiguiendo el mismo objetivo, su tercer título mundial en MotoGP, haya cambiado de estrategia y empiece a ver como positivo cualquier escalón del podio.