El 'peor' año de Leo

El 'diestro' Messi acaba el 2014 con 58 goles tras batir a Zarra como máximo realizador de la Liga y superar a Raúl en la Champions

Messi es felicitado tras su segundo gol ante el Córdoba.

Messi es felicitado tras su segundo gol ante el Córdoba.

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pues sí. Sí ha sido el 'peor' año de Leo Messi. En el 2014, que ha despedido la estrella azulgrana en el Camp Nou con dos tantos al Córdoba, ambos con la pierna derecha, se ha visto al nuevo Messi. O es, en realidad, el viejo Messi. Da igual donde arranque, ya sea pegado a la cal o instalado en la base de operaciones de la banda derecha, como si retrocediera en el tiempo, evocando sus inicios con Rijkaard. Da igual que en la segunda parte se mueva hacia el centro, rememorando la gloriosa época de Guardiola, disfrazado de falso delantero centro. Poco importa donde juega el diestro Leo.

Diestro porque siendo un zurdo puro está marcando más goles con la menos buena de sus piernas. Ante el Córdoba, como ya es habitual en los últimos partidos, Messi ha firmado, de nuevo, sus dos goles con la derecha. En el primero, a la salida de un córner, como si fuera un delantero de toda la vida. Balón que ha caido por ahí y ha empalmado con tanta sencillez a la escuadra de Juan Carlos, con una increible facilidad. Fácil para él, sí. Para los demás, en cambio, no tanto. Y en el segundo, ¡uy el segundo!, el Camp Nou ha exclamado un tremendo e infinito «¡ohhhhh!» de admiración.

Gol estratosférico

Parecía que la pelota se marchaba sin receptor posible, ya en el tiempo añadido de un gris partido, cuando Messi se ha inventado un control maravilloso. Maravilloso porque ha hipnotizado la pelota con la pierna izquierda, la suya, y ha girado sobre sí mismo para enganchar un derechazo, otro derechazo, que ha quebrado las débiles manos de Juan Carlos, el meta del Córdoba. Una intervención que ha ensuciado la imagen de un gol estratosférico. Estratosférico porque Messi ha cautivado la pelota a distancia y, cuando nadie lo imaginaba, ha congelado  el tiempo con ese gesto técnico.

Después, la máquina de las estadísticas ha empezado a vomitar números sin parar: ocho de los nueve últimos goles con la derecha y 11 de los 23 de esta temporada con su pierna mala. Perdón, con la menos buena. O así era hasta este partido. O hasta esta temporada donde Messi, caminando, sin necesidad siquiera de correr para festejar dos goles imponentes al Córdoba, se va a Rosario para 'celebrar' su peor año. Ese 2014 en que ha batido los récords de Zarra en la Liga, de Raúl en la Champions y ha sido elegido el mejor del Mundial.