Un delantero en horas bajas

Pedro busca la puntería

«Me falta el gol, es lo que da confianza, pero estoy tranquilo, ya llegarán», dice el canario, el único delantero que aún no ha marcado Luis Enrique pide «presión» a su línea de ataque

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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El Barça no permitió que se moviera. Pedro tuvo ofertas este verano, incluso ahora hay clubs grandes de Europa que lo quieren (la Juventus anda tras él), pero Luis Enrique, que ya lo tuvo en el filial, no quiso que se marchara. «Hablé con Zubizarreta y me dijo que contaban con mis servicios. Venía Luis Enrique, un técnico que sabe lo que puedo dar. El club también me demostró su confianza», reveló el pasado mes de julio el jugador canario, asumiendo el tremendo desafío al que se enfrenta, a sus 27 años, esta temporada. «Cuesta porque compito con los mejores delanteros del mundo», dijo ayer Pedro, el único delantero que no ha marcado en el inicio de la Liga, en el prólogo del debut europeo en la Champions, mañana ante el Apoel.

Cuesta, aún más, porque hay jóvenes irreverentes (Munir y Sandro), como lo fue él en su día cuando Guardiola le abrió la puerta del Camp Nou, que amenazan con romper jerarquías. Llegan sin pedir permiso a nadie, dispuestos a quedarse como hizo Pedro. Cuesta jugar incluso sin Luis Suárez, sancionado por la FIFA hasta finales de octubre por su mordisco a Chiellini en el Mundial de Brasil. Cuesta porque Messi es intocable («es el más determinante, es el mejor del mundo», reiteró Pedro) y cuesta también porque Neymar sabe que si no triunfa en el segundo año la vida en el Barça se le hará realmente muy complicada.

La confianza del técnico

Cuesta, entre otras razones, porque todos los delanteros han tenido ya su momento de felicidad con el gol: Messi y Munir en la primera jornada con el Elche, Sandro en la segunda ante el Villarreal y Neymar en la tercera con el Athletic. Todos, menos Pedro. Un tipo certero, fiable (15 goles en 37 partidos de la última Liga), que no necesita el gol porque Luis Enrique agradece aún más otras facetas de su juego: esa fanática, y al  mismo tiempo, contagiosa presión defensiva, la generosidad en el esfuerzo y esa ductilidad para actuar en las dos bandas del ataque. Fue el extremo izquierdo ante Villarreal y Athletic completando la delantera con Munir y Messi.

«Quizá me falta el gol, pero estoy tranquilo», confesó Pedro. A él sí le falta. Es su gasolina. A él y a todos los delanteros, por mucho que Luis Enrique mire más allá, como hizo el sábado con Neymar, por encima de los dos tantos. «Los goles van a llegar. Lo importante es generar ocasiones. Hay que tener paciencia y calma», añadió buscando sosiego en un curso donde jugar un minuto en el ataque del Barça será casi una fortuna. Y más valor tendrá aún cuando debute Suárez.

El gol es la razón de vida para todos ellos. Y Pedro, por mucho que lo diga, lo necesita. Tira bien (cuatro disparos, cuatro a puerta), pero aún no festejó ninguno. Hace lo que le reclama con energía Luis Enrique a los delanteros -«nos pide presionar y jugar un poco menos abierto en ataque», dijo- a la espera de reencontrarse con el gol.