"Mi país se llama Catalunya"

Adel Mechaal, enamorado del Empordà, fue en la lista municipal de CiU por Calonge

El atleta español de origen marroqui Adel Mechaal, en Montjuic.

El atleta español de origen marroqui Adel Mechaal, en Montjuic. / JORDI COTRINA

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Las montañas del Rif se distinguen como uno de los paisajes más entrañables de Marruecos, con la vieja aduana entre ruinas marcando la antigua frontera del protectorado español. En Jebha, no muy lejos de Tetuán, Mustaphá, padre de Adel, entonces casi un bebé, recibió una oferta de trabajo, lo que le valió para conseguir el visado y viajar hacia Barcelona. «Mi padre ayudó, como albañil, a la construcción de la Vila Olímpica. Al acabar los trabajos por los Juegos Olímpicos, su empresa se instaló en Palamós y él consiguió enseguida toda la documentación para que la familia viajásemos desde Marruecos». Seis hermanos tiene Adel Mechaal (25 años), aunque él, gracias a su trabajo, ahora en excedencia, como funcionario del Ayuntamiento de Calonge, se independizó.

Desde el 15 de septiembre ya puede presumir de haberse convertido en atleta profesional, «algo muy difícil», afirma. Es uno de los principales reclamos del New Balance Spain y el mejor atleta del equipo español de 1.500 donde aspira a conseguir un puesto en la final olímpica. «Es un reto muy complicado, pero no es un imposible. Soy campeón de España y solo mi cuerpo, una desdichada lesión [cruza los dedos], me puede apartar de Río», explica Adel, con calma, en catalán, con fluidez, mientras sorbe un café con leche, en la misma mesa que Merzougui.

Habla de su antigua «xicota» y del cariño hacia el Empordà, de su ciudad casi natal (Palamós) y de la de adopción (Calonge), donde ocupó como reclamo la última posición en la lista municipal de CiU en las pasadas elecciones a petición del alcalde Jordi Soler. «Tengo mis sentimientos y no voy a quejarme del trato exquisito que me da la selección española, cuya camiseta llevaré con absoluto respeto, pero si un día se consigue la independencia, yo lo tengo claro: mi país se llama Catalunya».

Conoce la discriminación. «Mi familia fue de las primeras que llegó a Palamós desde Marruecos y los primeros años no fueron fáciles». Y reniega del dopaje. «Pero tampoco me gustó que algunos compañeros de selección me mirasen mal por compartir, por ejemplo, mesa en el desayuno con Àngel Mullera [atleta catalán actualmente sancionado], con quien tengo amistad». Fue más problemática esa relación que la integración en el equipo nacional por su origen magrebí. Adel es un chico totalmente europeo. «En Marruecos hay un gran sentimiento patriótico por lo que nos miran con cierto recelo a los atletas nacidos allí porque somos rivales deportivos».