MOTOCICLISMO

La mujer de negro del 'dirt track'

Shyna Texter, estadounidense de 23 años, ha aceptado el reto de codearse con los mejores en el Palau Sant Jordi. La piloto de Honda, de 1,50 metros y 43 kilos, sale por vez primera de EEUU

Shyne Texter, viendo a sus compañeros entrenar en Casserres.

Shyne Texter, viendo a sus compañeros entrenar en Casserres. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Mientras Marc Márquez, el bicampeón más joven de MotoGP, se prepara en secreto en la pista de Rufea junto a su hermano Àlex y afronta la manera de salir al paso de las noticias que aseguran que ha solicitado la residencia en Andorra, sus rivales en la fiesta del sábado del Palau Sant Jordi de Barcelona, segundo gran Superprestigio de dirt track, se dieron cita este jueves, de la mano del norteamericano Kenny Noyes, en la preciosa y soleada pista de tierra del Rancho Canudas, en Casserres (Berguedà).

Allí estaban, como no, los dos grandes ídolos del dirt track norteamericano, el nuevo mito Jared Mees, que aseguraba en broma que ha venido a Barcelona «a no hacer prisioneros», y su colega Brad Baker, que el año pasado derrotó a Márquez sobre la misma línea de meta en la final del Sant Jordi. «Me he preparado a fondo, pues este año este Superprestigio promete ser inolvidable», asegura Baker mientras asesora con gran mimo a su compatriota Shyna Texter, la gran novedad de esta edición.

«Shyna es una excelente piloto, muy, muy, muy buena y, sobre todo, muy competitiva», coinciden en señalar Mees y Baker al unísono. Shyna, de 23 años, metro y medio de estatura y 43 kilos de peso, viste (casco incluido) de negro y está sentada sobre la Honda que le ha prestado el veterano campeonísimo Javier García Vico. «Estoy como si estuviera en el cine, no me lo creo», comenta Texter, que tiene algunos problemas de adaptación a su montura y al pilotaje pues en EEUU corre con la rueda de 19 pulgadas y aquí con la de 17.

Shyna, nacida en Pensylvania, el estado de los pacíficos amish, explica que es la primera vez que sale de EEUU. «Pero no a correr, no: ¡es la primera vez que abandono mi país para cualquier cosa! Y lo hago porque el año pasado vi en directo el Superprestigio por televisión y juré que pelearía para estar aquí este año. Me encanta Barcelona sin conocerla. Bueno, la conozco a través de Woody Allen y quería venir sí o sí».

El padre de Shyna corría en moto. «Y bien, muy bien, era muy bueno. Yo me subí a mi primera moto con tres años y empecé a correr en serio, de verdad, a pelearme con los chicos, cuando papá se retiró». Para Shyna, que el año pasado ganó ocho carreras y fue la rookie del Grand National, es «un honor» convertirme en la única mujer de un evento en el que toman parte 55 hombres. «No soy ni mejor ni peor que ellos, pero ellos saben que les va a costar ganarme. Me siento muy orgullosa de representar a todos las mujeres deportistas en la pista oval del Sant Jordi».

Cita de campeones

No solo Mees y Baker merodean  alrededor de la inmensa furgoneta del bondadoso García Vico, que ha dejado a su amigo Nacho Vidal dando vueltas en una pista adyacente de motocros. También está Tito Rabat «entusiasmado» con la fiesta de mañana en el Sant Jordi y, como no, Toni Elías, que lleva días entrenándose «a tope» para el evento, al igual que Ricky Cardús y el experto Iván Cervantes, campeón de casi todo. «He dado 10 vueltas detrás de Shyna y la verdad es que es muy, muy, atrevida, hábil y veloz», explica Cervantes, que en 1990 corrió el Supercross del Sant Jordi, poco después una prueba de enduro indoor y ahora da el salto al dirt track. Toda una aventura.