La ronda ciclista francesa

El Movistar aúpa y blinda el podio de París para Valverde

Pinot demuestra su peligrosidad y grandeza en Balès, en la primera jornada de los Pirineos

Nivali y Valverde, en el centro, durante el ascenso al puerto de Balès, ayer en la primera etapa pirenaica del Tour de Francia.

Nivali y Valverde, en el centro, durante el ascenso al puerto de Balès, ayer en la primera etapa pirenaica del Tour de Francia.

SERGI
LÓPEZ-EGEA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los invitados más inesperados son a veces los que más alegran las fiestas. Son aquellos que llegan a última hora, los que no figuran en la primera lista de elegidos. A veces, casi, no importa ni la nacionalidad que tienen. A los buenos escaladores se les quiere, más allá de dónde hayan nacido. Da igual que sean italianos, españoles o franceses. Si tienen la magia, el don de soltar a todos sus rivales, con un esprint majestuoso en los últimos metros de Balès, solo se pueden ganar el aplauso y el reconocimiento: 24 años tiene Thibaut Pinot... Y un Tour en sus piernas.

Todavía tiene que aprender mucho para convertirse en el heredero de Bernard Hinault, el último francés que llegó de amarillo a París, en un lejanísimo 1985. Pinot, ni había nacido. Vincenzo Nibali (siempre incuestionable como jersey amarillo) todavía no había cumplido un año y Alejandro Valverde, con la sensación de que tiene el podio más blindado gracias al gran trabajo del Movistar por los Pirineos, apenas cinco años. Pinot debe mejorar bajando, más seguro y más rápido, y tiene que graduarse en el arte de la contrarreloj, el más flojo y con diferencia de los tres actuales ocupantes de las plazas de podio de París.

Sin embargo, tal como demostró ayer, tiene genio y figura, una luz para la afición francesa que se merece una ilusión así por su empeño, por su obra más allá del deporte, la leyenda y el mito, nada menos que crear el Tour. Y una envidia, no duele escribirlo; sí, una envidia que Francia tenga un muchacho así, que se preocupe porque el otro delfin, Romain Bardet, sucumba a la ofensiva del Movistar para apartar a posibles inquilinos que enturbien la grande boucle a Valverde. Sí, Francia tiene niños en los que creer y entusiasmarse, Francia tiene futuro, un futuro tan enorme como el Tour.

LA ASCENSIÓN / Porque Pinot aprovechó la labor de eliminación que efectuó el Movistar, que también noqueó al molesto Tajey van Garderen, para probar a todos sus rivales, incluido Nibali, en el último kilómetro de Balès. «Realizó un esprint increíble y como quedaban 21 kilómetros para meta, todo bajada, donde sabía que lo pillaría sin problemas, preferí subir a mi ritmo, que arriesgarme a que me sacara de punto», indicó Valverde. «No sufrí en ningún momento, pero preferí coger el botellín con glucosa que me ofreció mi masajista, que quemarme en el esprint con Pinot», reconoció Nibali, quien solo se había soltado del ausente Alberto Contador, en la primera etapa de los Vosgos; un Contador, que desde la lejanía de Suiza, donde trata de recuperarse para correr la Vuelta, comprobó, seguro que con rabia, que tenía un gran equipo para la montaña. El sábado ganó Rafal Majka en Risoul y ayer Michael Rogers, en Bagnères de Luchon. Ellos debían ser los lugartenientes del madrileño para las grandes etapas de montaña.

Barget cedió 1.50 minutos a Valverde y Van Garderen se fue a más de tres minutos y medio. Valverde, en el descenso, comprobó la fragilidad de Pinot, quien se cortaba cada vez que el murciano aceleraba. Pero no se soltó. Le costó. Aguantó. Sufrió. Todos juntos se presentaron en la meta de Bagnères de Luchon.

Día perfecto para Valverde, lo que también quiso decir para Nibali, quien, sin embargo, se quedó demasiado aislado, sin ningún gregario, pues todos perecieron con el tremendo ritmo del Movistar. Y ello no es bueno para el jersey amarillo ante las dos sensacionales etapas de montaña previstas para hoy y mañana. Dos días en los que Valverde deberá estar atento a Pinot. Ya sabe que el joven escalador francés no se acobardará y que será tan duro de pelar como el mejor de los veteranos.