LA CELEBRACIÓN DEL MUNDIAL DE MOTOCICLISMO

Cervera se viste de rojo

Marc Márquez saca a miles de vecinos a la calle para celebrar su tercer título de MotoGP

Marc Márquez con la mano abierta apelando a los cinco títulos mundiales que ha conquistado.

Marc Márquez con la mano abierta apelando a los cinco títulos mundiales que ha conquistado. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / CERVERA

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«Cada año que celebramos un título me da más vergüenza. Cada año que Cervera me recibe como campeón siento un hormigueo en la barriga que me hace pensar, al principio, que todo es muy exagerado. Pero, una vez comienza la fiesta y veo todo mi pueblo teñido de rojo, a todos mis amigos y vecinos, con los que comparto mi vida durante todo el año, felices, rebosantes de alegría, me animo y acabo siendo el que más se divierte de todos».

Ciertamente, Cervera estaba preciosa. Y, sí, toda de rojo, no solo con banderas del 93, posters de Marc Márquez pegados a las fachadas de un montón de edificios, banderolas con el rostro del pentacampeón del mundo, con el grito bestial de victoria y su casco dorado en alto, sino también con cientos, miles, de vecinos y aficionados venidos de todos los rincones de Catalunya, en moto, claro, cómo no, a celebrar el último título («aunque espero que vengan más y a pares») del hijo de Julià y Roser, del hermano mayor de Àlex.

FIESTA CON ÀLEX

Los más de 6.000 aficionados que compartieron con la familia Márquez Alentà semejante fiesta disfrutaron de un solo grito, el que lucían muchos de ellos en su camiseta, la mano abierta, con los cinco dedos al aire, que presidió el acto, el 'give me 5', que Marc quiere convertir, el año que viene, en 6 aunque, eso sí, acompañado de su hermano Àlex, que empieza a hacerse ya con el control de la difícil e igualada categoría de Moto2.

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«El primer título, el de 125cc, fue maravilloso; el segundo, el de Moto2, surgió tras la enfermedad del ojo que nos tuvo preocupados a todos durante meses; el tercero, el primero de MotoGP, fue inesperado y maravilloso; éste ha sido el más perseguido y reivindicativo tras el lío del final de la pasada temporada. Todo eso es cierto, sí, pero el de 2014 fue fantástico, pues vine aquí acompañado de Àlex, que ganó en Moto3, y fue una fiesta única. ¡Ojalá la repitamos el año que viene!».

UN MÁRQUEZ MENOS GAMBERRO

Márquez, que fue el primero, junto a todo su equipo, en no cesar de corear el «¡give me 5 durante toda la rua, reconoció que este quinto título empezó mal, muy mal, con demasiadas dudas. «Pero mi equipo y yo siempre confiamos y ellos me animaron mucho, mucho, en los momentos en que yo creía menos».

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Ni que decir tiene que la estrella de MotoGP reconoció que «el cambio de estilo, correr pensando más en los puntos, en el podio que en ganar, fue vital para alcanzar el título. Pero espero que, el año que viene, vuelva el Marc Márquez de siempre. Claro que todo depende de la moto. Si la moto me acompaña, volveremos a ver carreras cuerpo a cuerpo, pues me temo que el próximo será un Mundial apasionante, pues ya se ve cómo va Maverick (Viñales) con la Yamaha, Jorge (Lorenzo) con la Ducati, ahí seguirá Vale (Rossi) y no me quiero olvidar de Dani (Pedrosa), que cuando lo tiene todo en su sitio se convierte en un rival temible».

PULSO ENTRE HERMANOS

Marc, que llegó a reconocer que su sueño es jugarse algún día una victoria en la última vuelta con su hermano Àlex «por ejemplo, en Aragón, que nos encanta a los dos», reconoció, en pleno apogeo de la fiesta, que «ha habido carreras, lo sé, en el que no era el Marc Márquez que os gusta, pues sé que os mola más el gamberro, pero había que ser una hormiguita e ir sumando puntos, podios, para, al final, ganar el título».

La gente, eufórica, cambió el «¡give me 5!» por un divertido e inocente, o no, «¡Boti, boti, boti, Rossi qui no boti!», al que Marc respondió con un «me la estáis liando, me la estáis liando, ya veréis mañana la prensa…pero ¡no pasa nada, no pasa nada! ¡tranquilos!».

Y así acabó la fiesta. Roja.