Maratón sobre la nieve

La Marxa Beret llega este domingo a la 36ª edición como símbolo de una prueba emblemática en el esquí de fondo

Vista áerea con varios participantes, en la edición de la Marxa Beret del 2009.

Vista áerea con varios participantes, en la edición de la Marxa Beret del 2009. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Recuerda que subió al podio en la prueba popular. De eso hace 36 años, y Josep Llarden solo ha faltado un par de ocasiones a la gran cita aranesa del esquí de fondo, la Marxa Beret, que se celebra este domingo, la prueba más multitudinaria en esta especialidad que se disputa no solo en Catalunya sino en toda España.

Es un verdadero maratón sobre la nieve. «De las tres distancias que tenemos, la de 42 kilómetros es la más complicada y dura, aunque mucho más rápida en esquís que corriendo a pie, puesto que los participantes más expertos emplean menos de dos horas y un fondista medio puede hacerla en poco más de dos horas y media», explica Manu Caseny, uno de los organizadores de la carrera aranesa. «Cuesta incorporar a la gente al esquí de fondo», añade. «Pero, poco a poco, lo vamos consiguiendo. Tal vez no tengamos el auge de las carreras atléticas populares o de las marchas cicloturistas porque para correr a pie o ir en bici no es necesaria la técnica que sí se necesita para el esquí de fondo», comenta Llarden, uno de los impulsores del deporte en la Val d'Aran y fundador del Aran Nórdic Esquí Club (ANEC), de los más activos.

«Cuando empezamos con el esquí de fondo solo había la modalidad clásica. En los 80 llegó ya la patinadora. En la primera edición apenas fuimos un centenar los que nos aventuramos con la Marxa Beret», cuenta Llarden. «Este año superaremos los 1.000 participantes porque el objetivo de la organización no ha sido batir la marca de ediciones anteriores (el récord está por encima de los 1.700 fondistas) sino prepararnos para el Campeonato de Europa de larga distancia del año que viene. Será la primera vez que la prueba se hace coincidir con la Marxa Beret y este año lo afrontamos como un examen cara a la cita, que obligará a preparar dos circuitos: uno, en sábado, de 30 kilómetros para la modalidad patinadora y otro de 42 para el estilo clásico, en domingo. Vendrán los mejores especialistas del continente, esquiadores de los países escandinavos y también rusos», indica Caseny.

LA VETERANÍA NORUEGA

Este domingo no solo serán catalanes los que deslicen sus esquís sobre los nevados prados de Beret porque algunos escandinavos, sobre todo noruegos, viajan habitualmente a la Val d'Aran para participar de la marcha. «Precisamente -descubre Caseny- el participante de más edad es un noruego nacido en 1937», lo que indica que los años no son obstáculo para el esquí de fondo.

Aparte de la distancia de 42 kilómetros, habrá otros dos circuitos marcados de 10 y 21 kilómetros, a 1.850 metros de altitud, entre el Pla de Beret y la localidad de Montgarri. Estos dos recorridos son los más populares, ya que permiten afrontarlos sin tanta exigencia a los menos preparados o aquellos que, por ejemplo, acuden a la marcha con una intención más lúdica y familiar, ajenos a las marcas y objetivos.

«Tal vez -reflexiona Caseny- sería bueno que las estaciones nórdicas catalanas se modernizaran un poco más, lo que ayudaría a impulsar esta especialidad del esquí». No hay comparación, en cuanto a precios, entre el esquí de fondo y el alpino. En Baqueira, por ejemplo, el circuito marcado en Beret, entre cinco y siete kilómetros, es de uso gratuito, incomparable con lo que cuesta el forfait en la zona alpina. «Yo he sido monitor de fondo y de alpino, pero nunca me ha seducido sentarme en un telesilla para ascender las montañas. Cuando no practico el esquí de fondo me inclino por el de travesía. Me divierte mucho más», confiesa Josep Llarden. Todo sea por el cariño a la nieve.