La isla de las bicis

Un grupo de ciclistas en el cruce de la vieja carretera que lleva de Pollença as Campanet, en la isla de Mallorca

Un grupo de ciclistas en el cruce de la vieja carretera que lleva de Pollença as Campanet, en la isla de Mallorca / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / CAN PICAFORT

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Es una locura. Decenas y decenas de pelotones, miles de cicloturistas, cientos de bicicletas aparcadas en los soportes que figuran en las plazas de muchos pueblos mallorquines, como Bunyola, en la Serra de Tramuntana, a la hora del almuerzo, desde las 12, que la mayoría de cicloturistas han llegado a Mallorca procedentes de la fría Europa, pero por mucho que pedaleen no cambian los horarios de comida.

Abril y mayo son los meses claves, la temporada del año en que cambia totalmente el perfil del turista que acude a Mallorca. Basta con estar unos minutos en la zona de entrega de maletas del aeropuerto de Son Joan. Las bicicletas, empaquetadas o en cajas, desfilan por las cintas, los pasajeros que han llegado a Mallorca llevan el casco ciclista colgando de una de las cintas de sus mochilas. Son ciclistas, "turismo de alta gama", explica Xisco Lliteras, director de la marcha Mallorca 312, en la que participó Miguel Induráin y que congregó a más de 6.000 corredores hace unas semanas.

TURISMO DE ALTO COSTE

Ni apuestan por el botellón, ni por el turismo de bajo coste. "El ciclista que llega a Mallorca gasta mucho más dinero que el golfista. Tenemos hecha la suma. El apasionado del golf se gasta un promedio de 145 euros al día, el ciclista aumenta la cifra hasta los 160, viaja con una o dos personas y reparte el gasto entre toda la isla. Cena y duerme en un hotel, pero come en cualquier pueblo de la isla que aparezca en su ruta, para en una tienda de bicis a comprar un recambio o una barra energética, se toma un café por el camino. Y así hasta 200.000 ciclistas que visitan nuestra isla cada año", añade Lliteras. Suya fue la idea de organizar una marcha cicloturista, que se celebra siempre el último sábado de abril, en la semana reina del cicloturismo, cuando diariamente recorren 10.000 ciclistas las carreteras de la que ya sin duda es la isla de las bicis. "200 millones de euros, según nuestros cálculos, dejan los cicloturistas en la isla".

Cuando llega el verano cambia la fisonomía del visitante. Ya hace más calor en Europa, ya no es necesario desplazarse a la mayor de las islas Baleares huyendo del frío para pedealear. En junio comienza la llamada de los Alpes, los cicloturistas que han visitado Mallorca se desplazan con sus bicis a los mitos del Tour para imitar a las figuras del pedal, las mismas que en enero y en febrero acuden a Mallorca para comenzar a preparar la temporada ciclista, tal como hicieron, entre otros, Chris Froome, Alberto Contador, Alejandro Valverde o Nairo Quintana.

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EL PIONERO STEPHEN ROCHE

Precisamente, Stephen Roche fue uno de los pioneros tras retirarse del ciclismo en 1993. En 1987 ganó Tour, Giro y Mundial con lo que consiguió una fama más allá de su Irlanda natal y que perdura hasta ahora. Él cautivó a los primeros cicloturistas y los convenció para que acudieran a Mallorca diseñando rutas de mayor o menor kilometraje y dureza dependiendo de la experiencia del corredor. Y hasta en muchos casos los acompañó, tal como hará Induráin a partir de noviembre, según una idea de Rafael Nadal para impulsar su centro deportivo de Manacor más allá de la raqueta y el tenis.

Arturo Sintes fue durante muchos años presidente de la Federación Balear de Ciclismo. Él es menorquín, de Maó, donde vive, pero desde los 90 tuvo claro que la principal isla balear debía ser un reclamo turístico para los amantes de la bici. "A finales de los 90 organicé la Challenge Cicloturista de las Baleares, con pruebas también en Menorca e Ibiza, luego se creó una iniciativa que se llamaba Un invierno en Mallorca. Así comenzó a figurar la isla en el álbum turista de cientos y cientos de amantes del ciclismo", cuenta Sintes. Y cita también la colaboración de cadenas hoteleras que han alargado con la bici la temporada turística.

HOTELES A PLENO RENDIMIENTO

Los principales hoteles de enclaves como Can Picafort permanecen a pleno rendimiento en los meses de abril y mayo. La mayor parte de sus clientes son ciclistas y disponen de un garaje para guardar la bici, servicio de mecánica y de fisioterapia y en muchos casos, por si no quieren viajar desde sus países con la bicicleta, la pueden alquilar en recepción donde disponen de un catálogo con bicis de gama alta o media, con diversas tallas y tipos de pedales según el sistema de sus zapatillas.

Es todo un acontecimiento que provoca que en muchos bares de las principales rutas (por la bahía de Pollença, por las carreteras que llevan hasta el Puig Major, por los pueblos de interior como Sineu o Petra) vivan los mediodías de primavera a plena actividad y con todo el personal posible para atender a los ciclistas o que las tiendas del sector permanezcan abiertas todo el día para atender a unos clientes que llegan en bici. "Estos comercios han comprado bicicletas para alquilar, venden ropa y accesorios, viven la primavera de forma extraordinaria", afirma Andreu Canals, un empresario mallorquín vinculado al turismo. Mallorca es, sin duda, la isla de las bicis.