La maldita rodilla de Rossi

Giuseppe Rossi era aquél delantero menudo que se destapó en el Villarreal y que sufrió una grave lesión de rodilla en el 2011. Un golpe del mercado de invierno lo ha llevado al Levante para trastocar una racha paupérrima con sólo cuatro victorias, colista de Primera, el equipo que este domingo acoge al todopoderoso Barça en su estadio. Rossi nació en Estados Unidos hace 29 años y ha llegado ahora a Valencia procedente del Fiorentina donde volvió a jugar después de casi tres años de rehabilitaciones, médicos, fisioterapeutas y una paciencia infinita. Su progresión, la misma que le llevó a ser internacional absoluto con Italia, quedó cortada tras anotar nada menos que 80 goles con el club castellonense en sus cinco campañas hasta su día negro contra el Madrid en el Bernabéu. A partir de entonces Rossi sigue buscando ese olfato que le permita ser una referencia. Y tras no cuajar en Florencia se acoge a una nueva oportunidad vestido de azulgrana.

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Ante el Barcelona será su tercera presencia. Debutó como suplente frente a el Las Palmas (victoria por 3-2) y estrenó titularidad ante el Sevilla, donde volvió a marcar en la Liga, aunque un gol estéril ya que perdieron 3 a 1. Frente al conjunto de Luis Enrique, Rossi y sus compañeros tienen ante sí el mismo reto que tienen cualquiera que se enfrenta al líder. Construir una gesta y sin miedo al rival. “No podemos tener miedo porque al final puede pasar cualquier cosa. Todos buscan el secreto para ganarles, pero es que son muy buenos en todo. Tenemos que seguir las ideas del míster y hay que cumplir lo que nos dice. Hay que poner muchas ganas, tener personalidad y sacrificio porque te enfrentas al mejor equipo del mundo”.

A LAS ÓRDENES DE RUBI

Y ese “míster” es catalán y se llama Joan Francesc Ferrer Sicilia, más conocido como Rubi. El entrenador de Vilasar de Mar (asistente del cuerpo técnico del Barcelona entre 2013 y 2014 junto al fallecido Tito Vilanova) fue la solución de la directiva a la línea descendente del conjunto que dirigía Lucas Alcaraz, pero, de momento, la apuesta no obtiene réditos. Al menos, ilusión y sueños no le falta. “El domingo será un día muy especial en nuestra vida si ganamos al Barcelona”, afirma Rubi, que cuenta con un Rossi que trata de encontrar la ilusión que empezó a perder cuando se rompió su rodilla en el Bernabéu, un 26 de octubre del 2011. Nadie le entró. Se lesionó solo y ya nunca fue el mismo.