LA ACTUALIDAD AZULGRANA

Luis Enrique, cada vez más difícil

El técnico, tras perder a Messi e Iniesta en cuatro días, se queda ahora con solo 16 jugadores para ir a Sevilla

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MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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«Dímelo, tú». La voz de Luis Enrique se aceleró tras el angustioso y vital triunfo contra el Leverkusen. Cada vez que se enfada, y lo estaba por la reacción de incomprensión e impaciencia del Camp Nou hacia un Barça que ha ganado todo, esa voz del técnico va más rápido que de costumbre. «Dímelo, tú», le soltó Luis Enrique a Sique Rodríguez, el periodista de la Cadena SER, que le preguntó por esa insólita plaga de lesiones que no para de cobrarse piezas de tanto valor. El sábado, ante Las Palmas, fue Messi. El faro del equipo. El martes, con la Champions y el Leverkusen, cayó también Iniesta, el otro faro del Barça.

Sin la luz de sus genios se queda el tricampeón, que vive cada partido como una montaña rusa de emociones, irregular juego, y atormentado porque en 11 partidos ha visto 13 jugadores lesionados. Dimelo, tú, imploró Luis Enrique porque él tampoco halla explicación racional a tanta desgracia. A la vida sin Messi se unió ahora también la vida sin Messi sin Iniesta. Y sin Rafinha. «Dímelo, tú porque yo sigo siendo el mismo entrenador, sigo teniendo a las mismas personas supercapacitadas para entrenar», subrayó el técnico disculpando a su equipo de trabajo.

MALA PRETEMPORADA

Son los mismos, hacen lo mismo en los entrenamientos -monitorizado y super vigilado el trabajo diario con los chalecos que llevan GPS-, pero ahora caen como moscas. «Es evidente que hay factores que influyen, pero no tengo intención de valorarlos ni tampoco de hacerlos públicos», aseguró Luis Enrique guardándose para sí mismo lo que todos saben. Una horrible pretemporada, con gira más comercial y publicitaria que deportiva por Estados Unidos, unido al estrés competitivo de pelear por dos títulos en la primera quincena de agosto, con internacionales recién llegados de la Copa América han provocado un cóctel explosivo. Tan explosivo que le dejan ahora sin recursos.

BRAVO, A PUNTO

 No es casualidad que Bravo, campeón de la Copa América con Chile, Messi, finalista, y Alves, que también participó en el torneo, hayan visitado la enfermería. Hasta Neymar, que jugó poco por su sanción, tuvo paperas, algo poco habitual en el fútbol, en el inicio del curso. Solo Mascherano se ha librado de algún problema físico, aunque está al límite al jugar nueve partidos completos de los 10 últimos con el Barça. Ahora, al menos, Luis Enrique podría recuperar a Bravo, que solo ha jugado tres encuentros de los 11 que lleva el equipo. Y solo ha recibido un gol, el del Athletic en el Camp Nou en la vuelta de la Supercopa, mantenido, eso sí, su portería a cero ante los vascos en la Liga y el Málaga en el estadio azulgrana.

Ter Stegen, en cambio, ha encajado 18 goles en los otros nueve encuentros. El meta alemán sumó 16 tantos en contra en los 21 de la pasada temporada. Es, en el fondo, el reflejo de los graves problemas defensivos que sacuden al Barça, azotado por las lesiones, que delatan la debilidad muscular de los futbolistas. Excepto Rafinha, la más grave de todas, y Messi, que cayeron por golpes, los demás han sido víctimas de problemas musculares que han ido minando, al mismo tiempo, la estabilidad anímica del grupo-

Iniesta, por ejemplo, deberá estar entre tres y cuatro semanas de baja. «Estamos en una situación que empieza a parecer una broma», confesó Luis Enrique tras perder a su capitán. Una broma de muy mal gusto.

«ES LO QUE HAY»

Sabe el técnico que las dos Supercopas en agosto (tres partidos en siete días), con apenas una semana de entrenamiento para MessiMascheranoAlves y Bravo, ha sido determinante. «Así es la vida. ¿Por qué hay días que llueve? ¿Y en otros hace sol? La explicación está ahí, competir desde antes también puede influir. Es lo que hay», se limitó a reconocer Luis Enrique, quien tiene solo  a 16 jugadores del primer equipo disponibles. Esperando, eso sí, poder recuperar hoy mismo a Bravo, que podría reaparecer el sábado en el Sánchez Pizjuán, y a Adriano, incapaz de encadenar dos partidos consecutivos en el primer mes y medio de temporada al haber sufrido  ya dos lesiones musculares.

Es lo que hay, sostiene Luis Enrique. Y cada vez hay menos. Ayer, sin ir más lejos, el técnico tuvo que llamar a Gumbau, un habitual del primer equipo, y cinco jugadores más del filial: Samper, Babunski, Costa, Cámara y Aitor. Mientras pasa el duro y largo otoño, sin la luz que irradian las estrellas, el técnico pide comprensión hacia un equipo castigado. «Tenemos muchas bajas, vamos a tener que dar minutos a jugadores que necesitan de cariño, no de máxima exigencia», dijo sin citar a Munir y Sandro. No hacía falta. Ahora es el Barça de Suárez y 10 más, a la espera, claro, de que Neymar también se una lo antes posible.