GRAN PREMIO DE MÓNACO

Los pilotos ya están hartos

Los ases de la parrilla exigen coches más potentes, difíciles de pilotar, para que vuelva el espectáculo a la F-1

Verstappen y Sainz, en el 'paddock' de Montecarlo.

Verstappen y Sainz, en el 'paddock' de Montecarlo.

MIGUEL
Martínez

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El público comenzó a silbar el pasado jueves, cuando durante casi una hora, se quedaron sin coches en pista durante los entrenamientos libres del GP de Mónaco. Nadie quiso asumir el riesgo de hacer kilómetros al motor (están limitados a cuatro unidades para todo el año) con la pista mojada, tampoco a dañar un alerón en un pequeño toque por miedo a una costosa reparación. Fueron los propios equipos, a través de una comisión técnica, quienes llegaron a un acuerdo con la Federación Internacional de Automovilismo para establecer los nuevos reglamentos: motores cada vez menos potentes, de los V10 se pasó a los V8, ahora a los V6 con unidades híbridas, menos potencia, menos ruido… y menos espectáculo porque el dominio insultante de Red Bull, primero, y ahora de Mercedes, ya fotografía al ganador del Mundial en la primera carrera. Y lo peor de todo: los costes, en lugar de disminuir, han aumentado.

Los pilotos oyeron los silbidos de la grada y captaron el mensaje. Son ellos los primeros a los que no les gusta una F-1 descafeinada, con coches sin exigencias físicas, casi sin necesidad de adaptación con el que un muchachito de 17 años como Max Verstappen, que nunca había corrido en Mónaco, fue capaz de marcar el segundo mejor tiempo. Así que ese mismo día, el jueves, los pilotos se reunieron para tomar medidas, más allá de volver a los repostajes y subir la potencia de los motores para los dos próximos años.

OCHO SEGUNDOS MÁS  RÁPIDOS/ «Creo que si se llevan a cabo esos cambios tendremos un tipo de normas de hace siete u ocho años, lo cual significa que los últimos cuatro o cinco años fueron en la dirección equivocada; las gradas nos lo dicen…», explica Fernando Alonso, que echa de menos los coches de 10 años atrás, auténticas máquinas de asustar. «Aquellos coches eran ocho segundos más rápidos que los actuales. Este año, en Malasia, los ingenieros realizaron un cálculo en el que el ganador de Malasia, comparado con el ganador de Malasia en 2006, ¡habría sido doblado seis veces! Por eso, cuando eres seis o siete minutos en una carrera u ocho segundos por vuelta más rápido que el coche de este año, eso es muy exigente física y mentalmente. Todo se llevaba al límite», recuerda el bicampeón asturiano.

Sebastian Vettel es de la misma opinión: «Yo soy muy de la vieja escuela. Me gustaría tener motores mucho más grandes, no sé si turbo o no, mejores neumáticos, más agarre, así los coches serían más rápidos en general. La primera vez que piloté un coche de F1, para ser honesto, estuve asustado y ahora no pienso que te lleves esa impresión en ningún momento. El paso de la GP2 a la F1 no es muy grande».

El portavoz de la asociación de pilotos cree que «hasta hora solo se ha hablado de opiniones de personas de forma individual. Queremos hacer una encuesta entre los aficionados, los verdaderos consumidores de este espectáculo, para saber qué quieren. Será la mejor forma de saber hacia dónde debemos ir».