El Lleida se queda en Segunda B

El Lleida no ascendió  a Segunda A por culpa de un rebote en la tanda de penaltis. Esta fue una causa, pero hay otras, que se quedarán en la memoria colectiva del aficionado ilerdense. Diez años después, nunca había estado el Lleida tan cerca de volver al fútbol profesional. Solo un penalti le apartó del sueño y condenó al club catalán a empezar de nuevo, con un futuro complicado.

En un partido épico bajo el sol sevillano de finales de junio, tras 120 minutos de lucha sin cuartel, el Lleida logró nivelar el resultado adverso del Camp d’Esports gracias a un remate cruzado de Carlos Rodríguez en el minuto 47 (0-1). Paradojas del fútbol, el gol tuvo la colaboración del portero del Sevilla, Caro, que luego fue el héroe del ascenso andaluz al anotar el último penalti. 

CRUELDAD MÁXIMA

El Lleida, arropado por 500 seguidores, encontró lo que fue a buscar, pero le faltó fuerza para sentenciar. Merodeó Julen Colinas y Diego Suárez en la prórroga con el gol, pero faltó el remate decisivo. El Sevilla tuvo su mejor opción en el minuto 118 a la salida de un córner. Tras esa batalla memorable, solo podía quedar uno y los penaltis es el método de la peculiar justicia para decidir. El Lleida experimentó una crueldad máxima: un penalti del Sevilla, lanzado al palo, rebotó en la espalda de Crespo y se fue adentro. El de Óscar Rubio dio en el travesaño, bajó a la línea y salió fuera. 

Nada que reprochar a Imanol Idiakez, que ayer ya se fue a Chipre,  ni a los jugadores, que tras una temporada durísima y cuatro meses sin cobrar, han llevado al Lleida a un milímetro de la gloria. Su entrega, dedicación y trabajo colectivo solo merecen los elogios de una temporada imborrable. Esto es el fútbol

A excepción del Reus, que ha subido a la Segunda División, los clubs catalanes en esta fase de promoción han tenido muy poca fortuna, ya que además de la derrota hoy del Lleida, también Girona y Nàstic de Tarragona cayeron en la fase de ascenso para subir a Primera.