"Levanto los pies y corro"

María Vasco debuta en el maratón, tras una éxitosa carrera como marchadora, con el objetivo de intentar bajar o igualar las tres horas, si una lesión en la pierna no lo impide

El Camp Nou es otro de los lugares emblemáticos que bordea el maratón. Elena Congost corre, junto al césped.

El Camp Nou es otro de los lugares emblemáticos que bordea el maratón. Elena Congost corre, junto al césped. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Toda una vida deportiva escuchando la misma frase de sus entrenadores, una y otra vez, «María, por favor, no levantes los pies». Porque en marcha (María Vasco fue medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney en la distancia de los 20 kilómetros) levantar los pies significa primero una advertencia y después la exclusión de la competición. «Muchos no saben -habla María- que, en pretemporada, los marchadores siempre corremos. Yo acostumbraba, en invierno, cada año, a participar en un medio maratón, antes de comenzar con la competición de marcha».

Y, ahora, unos años después, retirada ya del trajín de recorrer medio mundo para caminar tan rápido, tanto, que muchos ni siquiera lo harían corriendo («mi ritmo habitual en marcha, estando en forma, era de 4.22 minutos por kilómetro»), debuta en la distancia reina, en Barcelona, al lado de su Viladecans natal. Y levantando los pies.

«Levanto los pies y corro». Y es magnífico. Se pasa toda las semanas corriendo, por afición y por trabajo. María es monitora de running en los gimnasios Holmes Place -cuatro tiene la cadena en Barcelona- y ella reparte su tiempo para instruir y salir con los usuarios de estos centros, en sesiones de mañana o tarde. A María Vasco se la puede ver por los parques de Barcelona, en el de Cervantes, en los jardines del Palau de Pedralbes, por la Ciutadella o en lo que ya es sin duda la cita para un entrenamiento de larga distancia en Barcelona: el hotel W, el hotel vela.

También enseña la técnica de la marcha, todos los lunes, en Gavà, a un grupo de niños, entre 7 y 13 años, que quieren seguir los pasos trazados por ella, o por Valentí Massana, otro de los ilustres de esta especialidad atlética, nacido como María, en el barrio de Sales, en Viladecans, cerca de la sede del Club Atlètic Gavà.

Pero, este domingo, cuando se presente en la salida del maratón, nerviosa, igual o más que el resto de debutantes, sin importar edad, sexo o experiencia en la alta competición («no sé si con los nervios dormiré mucho, pero al menos, tumbada en la cama, trataré de descansar»), Vasco llevará la camiseta de su club de atletismo, Runners Tarragona, y enseguida buscará el globo de la liebre de las tres horas para pegarse a su estela.

«Lo tengo todo preparado. Voy con tres compañeros de Runners de Tarragona; uno realizará el maratón entero y los otros dos me arroparán como liebres. Hasta hemos personalizado unos avituallamientos, al margen de los que prepara la organización». Todo dispuesto para que María asuma el objetivo de las tres horas, que no está nada mal, ni mucho menos, en su debut pero... «Si me encuentro bien, si no me molesta la lesión en la pierna, que es lo que más me preocupa, trataré de bajar de las tres horas». ¿Cómo? Pues sencillo sobre el papel, aunque no tanto en las calles de Barcelona. Si María se siente bien en los últimos kilómetros dejará el ritmo de las tres horas, adelantará a la liebre, acelerará, incrementará la velocidad y tratará de llegar a la avenida de Maria Cristina con el número de las dos horas aún en el crono de la meta.

«La media que quiero realizar no es muy distinta, por el esfuerzo, a la que hacía cuando participaba en pruebas de marcha. Y en esa competición yo he sufrido, bien que he sufrido, he sufrido lo que no está escrito y por ello, por sufrimiento, nadie me va a tumbar en el maratón, aunque todavía no haya descubierto esta distancia».

¿Pero la lesión? Es lo único que le quita el sueño, que le pueda fallar la pierna derecha. María se lesionó en el isquio. Se le formó un callo, que no hizo otra cosa que presionar el nervio ciático, con el dolor lógico que le impedía prácticamente correr. Con el consejo médico y sesiones de rehabilitación y fisioterapia, disputó el medio maratón de Barcelona y aunque no ha mejorado lo que esperaba, con la dolencia como fatal compañera de viaje, se presentará a la salida del maratón y cruzando los dedos para que la pierna aguante. Las lesiones nunca han sido las compañeras idóneas de los atletas, que han visto truncados sueños y retos.

Pero mucho le ha de doler la pierna para desistir en el intento, en una mujer que ha ganado medallas en Juegos y Mundiales, que se ha peleado con las mejores marchadoras del mundo y que, agotada por la alta competición, decidió hace poco comenzar a levantar los pies del suelo.

«Barcelona será mi primer maratón, pero no creo que sea el último. Aún no me he planteado dónde afrontar el siguiente, primero el debut y luego ya veré dónde y cuándo hago el siguiente. Lo que no me planteo, porque no me gusta, son los retos tipo carreras de ultrafondo de montaña. El duatlón es otra cosa. Seguramente, tras el maratón comenzaré a familiarizarse con la bici de carretera».

«Me da un poco de respeto, aunque me regalaron una al retirarme. Hay fotos mías colgadas con el uniforme del Cofidis, un regalo de mi buen amigo ciclista, Luis Ángel Maté»... el Lince de Andalucía.