Leicester, la ciudad de 'sir' Claudio Ranieri

Un chico posa ante un mural de Claudio Ranieri en Leicester.

Un chico posa ante un mural de Claudio Ranieri en Leicester. / REUTERS / EDDIE KEOGH

POL GUSTEMS / LEICESTER

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La ciudad del milagro está resguardada en el centro del mapa del Reino Unido. Lo suficientemente lejos de Londres para desaconsejar a sus habitantes que trabajen en la capital, protegida también del norte por carreteras rurales y vías de acceso complicadas. En el punto más central posible, Leicester está aislada. Quiere que la dejen tranquila.

La sensación que se respira en casa del campeón de la Premier League es de una felicidad profunda, pero contenida, ordenada, sin desenfreno. "Nada, se vive bien. Es muy calmada. Mi familia está muy feliz aquí", cuenta a EL PERIÓDICO el delantero de los foxes Leonardo Ulloa, que repite la palabra tranquilidad un par de veces más. Encoge los hombros cuando le preguntamos por su día a día.

Ha pasado de las luces de Brighton, la ciudad menos inglesa de Inglaterra, a una que reúne punto por punto los distintivos habituales del país. Un centro histórico con la particularidad de conservar monumentos de la época romana, un tono grisáceo que acompaña los días de lluvia, una toque alegre en la zona universitaria y un canal que parte la villa en dos y nos conduce, en apenas 20 minutos de paseo, al King Power Stadium.

CAMPEONES DEL RUGBI

Escogemos el camino largo para saludar al Welford Road, el estadio del tradicional equipo exitoso de la ciudad. Los Leicester Tigers han ganado la liga de rugbi inglesa cuatro veces en los últimos 10 años. No están acostumbrados a compartir el protagonismo. Bajando por la calle principal, el colorido futbolístico se acentúa por momentos. Han colocado unas pancartas con las siluetas de Mahrez, Kanté, Ranieri Vardy.

En Queen's Road, entre una floristería y una óptica, se esconde bajo un toldo de color rojo una pequeña tienda llamada 'Archer and Son'. Su propietario ideó hace unos meses la "salchicha Ranieri", compuesta de carne de cerdo, hinojo, ajo y chile. Quieren presentarla a una competición nacional de gastronomía, pero el día que se atrevieron a cocinar algunas para el manager italiano, Ranieri tuvo que apartar la bandeja del atril de la sala de prensa porque el poderoso aroma a ajo le disgustaba.

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Sometemos a una prueba de fuego a Christopher Thompson, un seguidor del Leicester que asegura haber asistido a partidos infernales en Carlisle los martes por la noche. De memoria, ¿se sabe la alineación de moda? "Claro que sí. ¿Cómo no iba a saberla si se repite cada semana? Kasper Schmeichel en portería. Simpson, Morgan, Huth y Fuchs en defensa. Mahrez, Albrighton, Drinkwater, Kanté... Okazaki en punta, y claro, obviamente Jamie Vardy". Examen aprobado.

CÁNTICOS DEDICADOS AL TÉCNICO

Rodeando el campus universitario, ya en el sur de la urbe, encontramos otro establecimiento mítico frecuentado por aficionados del Leicester. A solo cinco minutos a pie del estadio. Es un barco. Un pub con forma de barco. Se llama 'Dry Dock' y ha pintado las vallas exteriores de color azul y blanco. Aquí venden un cóctel muy especial. El 'Vardy Bomb', una mezcla de Jägermeister y vodka azul que hace honor a su apelativo. "Ahora Barcelona está en la lista", comenta uno de sus clientes. "Claro que queremos ir. Imagínate todos los estadios de poca categoría que hemos visitado. Esto sería increíble, jugar contra el Barcelona en la Champions League. Ir al Camp Nou sería fantástico".

La tranquilidad previa se difumina completamente en los aledaños del King Power. Un coro góspel recibe a los aficionados con canciones especialmente fabricadas para la ocasión: "Ranieri, Ranieri, Ranieri, nos llevará a Europa, Europa, Europa...". Es día de partido. De los cinco cánticos que se suceden, tres están dedicados al entrañable viejo romano, que además de entrenador ejerce gratuitamente el rol de embajador.

Con un discurso bizarro mezclando inglés e italiano en proporciones desordenadas, una sonrisa amistosa y una afinidad potenciada por los resultados, Ranieri desprende un magnetismo tan elevado que resulta complicado encontrar la zona mixta en el King Power. La mayoría de periodistas no la frecuentan. Se quedan en la sala principal, esperando al jefe. Ulloa, que se ha quedado fuera del once más de lo que él quisiera, no tiene ninguna mala palabra hacia su técnico: "Nos está brindando su experiencia. Ranieri tiene una trayectoria muy dilatada en el alto nivel y la está utilizando perfectamente para este equipo". Sam y James, en el exterior del estadio, corroboran la versión del argentino: "Es el mejor entrenador que hemos tenido nunca. Es como un jefe de familia. Todo el mundo le quiere". Es 'sir' Claudio.

HAZAÑA IMPENSABLE

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¿Qué les gusta en Leicester del fútbol de su equipo? El enigma se resuelve a los pocos minutos del inicio de cualquier partido. Pese a los constantes asombros con los detalles técnicos de su futbolista más mágico, Riyad Mahrez, el público se siente identificado con la presión sin balón de Jamie Vardy.

Les encanta ver corretear al ligero delantero inglés de un costado al otro del césped, preferentemente sin balón, haciendo la vida imposible a los defensas rivales. En Manchester vibran con las subidas por banda de Pablo Zabaleta, en Stoke con los forcejeos hombre a hombre de su capitán Shawcross y en Leicester con la presión sin balón de Vardy. Esto es lo que emociona y levanta del asiento al aficionado inglés. Las pinceladas de calidad las degustan en silencio.

La duda final se plantea en términos de futuro. Leicester es de reacción impredecible. La temporada pasada se salvaron del descenso de forma milagrosa y su respuesta ha sido ganar la Premier en una hazaña impensable. "Lo del año pasado también fue muy meritorio", apunta Ulloa. Acaba el partido y los seguidores con los que conversamos tienen la ilusión de un proyecto duradero, cuando la lógica indica todo lo contrario. Sin embargo, cualquiera se atreve a negarles nada cuando su sueño más improbable se ha hecho realidad.