LA LLEGADA DE UN HÉROE DE LA VELA OCEÁNICA

Las vueltas de Dídac Costa

El único regatista catalán capaz de completar la Vendée Globe se plantea un futuro como profesional

Dídac Costa, a su llegada este sábado a Barcelona a bordo del 'One Planet One Ocean'.

Dídac Costa, a su llegada este sábado a Barcelona a bordo del 'One Planet One Ocean'. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / BARCELONA

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Dídac Costa sigue dándole vueltas a su vuelta al mundo en solitario. El primer regatista catalán, y segundo español, capaz de completar la Vendée Globe desde su creación en 1989, no se ve afrontando otra vez la brutal aventura -'El EveEverest de la vela'la llaman- en las condiciones en las que se vio obligado a partir el pasado 6 de noviembre en Les Sables d'Olonne (Francia).

A la media hora de salir ya tuvo su primera avería (se le inundó el motor de su One Planet One Ocean uno de los barcos más viejos de la flota) y tuvo que regresar al punto de partida. Cuando cuatro días después volvió a zarpar, el barco más cercano de los 29 que salieron ya estaba a más de 700 millas (casi 1.300 kilómetros). "No repetiría esta regata en las mismas condiciones. Ahora se trataría de hacer las cosas de forma distinta, estar en un proyecto competitivo para intentar acabar delante", asegura el regatista barcelonés de 36 años, que este sábado pilotó de regreso su barco a su base en el FNOB (Fundació de Navegació Oceánica de Barcelona), donde fue recibido por unas 500 personas y casi 50 barcos que salieron a recibirle a la bocana del puerto.

Un 'chute' de alegría e ilusión para este héroe de la vela oceánica que se empeñó hasta las cejas y puso en peligro su profesión de bombero para hacer realidad una ilusión de niño, que nació al leer el libro 'El último desafío' que el vasco José Luis de Ugarte, ya fallecido, escribió de su Vendée Globe (vuelta al mundo el solitario, sin escalas y sin asistencia) de 1993.

EL TRIUNFO DE LA ILUSIÓN

"Esta vuelta al mundo la hemos hecho al límite y la hemos acabado con el corazón, con pocos recursos y a última hora. Eso supone un desgaste terrible y no se puede hacer siempre así, porque supuso más esfuerzo estar en la línea de salida que la regata en sí misma, la propia navegación", explicaba este sábado Costa, arropado por el pequeño equipo que le ayudó (apenas cuatro personas) y por seguidores fieles que apoyaron su aventura. Una campaña de micromecenazgo que le reportó más de 30.000 euros en el último momento le permitió reparar un barco dañado por un relámpago en Barcelona y luego por la avería en Sables d'Olonne.

Pero nada pudo con la ilusión de Dídac Costa y, 108 días después de zarpar, completó la circunnavegación de la Tierra en el puesto 14º de los 29 participantes (11 abandonos). Era su segunda vuelta al mundo a vela, tras ser cuarto en la Barcelona World Race 2014-15, una regata similar a la Vendée Globe pero que se negocia con dos patrones (en su caso, con Aleix Gelabert y el mismo barco).

NI UN MOMENTO DE DESCANSO

"Navegando solo no tienes ni un momento de descanso, no puedes desconectar. Eso te va desgastando y es muy, muy cansado. Los tramos de sueño son de 40 minutos, no tienes horario para comer ni dormir y las últimas semanas fueron realmente duras. Al llegar a Sables solo pensaba en cosas como comer en una mesa, dormir un buen rato seguido o ducharme de una forma normal y no en un barreño", explica el regatista, el único catalán con dos vueltas al mundo junto con Anna Corbella, protagonista de dos Barcelona World Race.

Ahora, digerido el 'Everest de la vela', Costa se plantea su futuro como regatista profesional. No sabe si se reintegrará a su trabajo de bombero en Cerdanyola del Vallès: "Debo pensar qué hago, no es fácil dedicarse a este deporte si no me reconocen una condición de deportista de élite, pero mi ilusión es volver a estar en una Vendée Globe y en la BWR con posibilidades de ganar".