Las cuentas no eran claras

Bartomeu sonríe en los compases iniciales de su declaración de ayer.

Bartomeu sonríe en los compases iniciales de su declaración de ayer.

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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El Barça ya tiene otra peculiaridad que le convierte en una entidad única en el mundo, aunque no es algo de lo que un culé pueda enorgullecerse: es el primer club inmerso en una acción de responsabilidad promovida por una directiva contra su predecesora, por la presunta mala praxis de los anteriores gestores a la que reclama 47,6 millones por las pérdidas que dejó en el 2010. El club, mientras tanto, se plantea encontrar una fórmula que brinde el perdón a los encausados a través de una asamblea.

«Las cuentas no eran claras», argumentó Josep Maria Bartomeu, el actual presidente, sustituto de Sandro Rosell, para justificar que la junta pasara la factura a Joan Laporta y a los 16 directivos que sobrevivieron con él hasta el 2010. El máximo representante de la entidad, y exintegrante de la junta entre el 2003 y el 2005 aseguró que la razón de la demanda radicaba en que las cuentas que entregó Laporta no estaban auditadas («eran tres o cuatro hojas», dijo) ni reflejaban la «auténtica realidad de la situación financiera» del Barça. «Era deficitario», aseguró.

DOS HORAS DE DECLARACIÓN

Bartomeu abrió el histórico juicio con un interrogatorio que duró dos horas y 20 minutos. La diferencia entre los números del presidente saliente (11,1 millones) y la reformulación de Rosell (79,1 en pérdidas) dejaron el cómputo global negativo de 47,6millones que se reclama a Laporta (2003-10). El auditorio de la Ciutat de la Justícia es el escenario del contencioso y el Juzgado número 39 de primera instancia deberá encontrar el equilibrio entre cifras tan dispares aplicando el criterio contable que se debe aplicar.

El debate se centra en las siete salvedades que la auditoría subrayó. Una es decidir si el traspaso de Thierry Henry al Red Bull fue en mayo o en julio. Laporta no contempló como pérdida los 8,2 millones que quedaban por amortizar al considerar que se cerró después del 1 de julio, mientras que Rosell (Bartomeu en este caso), considera que pertenecen al mandato anterior por un contrato firmado en mayo. «Hablamos de personas, no de garbanzos», corrigió un abogado, aludiendo a la falta de la firma del futbolista.

TOURÉ, EN 24 HORAS

 Esa disparidad se repite en el de Touré Yaya que Bartomeu asume como un ingreso propio. «¿Está diciendo que ustedes tomaron posesión el 1 de julio y el día 2, antes de las 12 del mediodía, habían vendido a Touré Yaya al Manchester City con la revisión médica incluido?», se interrogó estupefacto un abogado. «Hay operaciones rápidas y otras más largas», replicó Bartomeu, que se jactó de haber conocido al agente del marfileño el día del traspaso. Algunos exdirectivos saben que el intermediario cobró por retrasar la fecha de la transferencia, lo que negó Bartomeu ayer.

EL CASO SOGECABLE, ACEPTADO

 Las opiniones contrarias se repiten en las  seis salvedades restantes. El juez aceptó la reclamación de los exdirectivos acerca del caso Sogecable tras descubrir que se había solucionado con un pacto en el 2012 que se había ocultado al juzgado. En la acción, sin embargo, consta una reclamación de 37,5 millones de provisión en caso de una sentencia adversa. Era el 100% de una hipotética pérdida. Los abogados plantearon por qué el Barça, demandado por una firma por 100 millones, solo hacen una provisión del 1%.

Cuenta a cuenta, los demandados esperan reducir los 47'6 millones. El club insinúa extraoficialmente un gesto de generosidad para los damnificados y sin embargo socios.