OPINIÓN

Las canas de Iniesta

La naturaleza avanza sin piedad. No habrá pausa ni siquiera para el hombre que mejor la domina.

Andrés Iniesta, al inicio del entrenamiento previo al partido de la Champions.

Andrés Iniesta, al inicio del entrenamiento previo al partido de la Champions. / periodico

SÒNIA GELMÀ / BARCELONA

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Hace ya un tiempo que están ahí, pero fue este sábado cuando me fijé en sus canas. Y me inquietan. La mayoría de futbolistas aparentan más edad de la que tienen. En el caso de Iniesta están ahí como advertencia. Ese color blanco, impropio para alguien con 32 años, como aviso para que no nos dejemos engañar por su magia. La naturaleza avanza sin piedad. No habrá pausa ni siquiera para el hombre que mejor la domina.

Le hemos visto envejecer pero, paradójicamente, no se le ve viejo. Al contrario, atraviesa uno de los momentos de juego más dulces de su carrera. Y quizás por eso, cuanto mejor le vemos, mayor parece el abismo que viene tras él.

CINCO INTERIORES

Cuando en la última temporada de Xavi veíamos cercano el adiós, nos refugiamos en Iniesta. Sabíamos que el centrocampista guardaría como un tesoro esa identidad que ha hecho el Barça reconocible tantos años. Pero, ¿qué vendrá después de Andrés? Sí, queda Messi, y queda Busquets. Pero ambos lucen más y mejor con el manchego a su lado. También al revés.

En los últimos años, desde que la edad venció a Xavi, el Barça ha incorporado al primer equipo hasta cinco interiores: Rakitic, André Gomes, Arda, Rafinha y Denis. Pueden ser útiles, de hecho el croata fue pieza básica en el segundo triplete de la historia del Barça. Pero entre ellos no se vislumbra un relevo que pueda asumir el peso de Xavi en su día y ahora de Iniesta. El único que tiene un perfil similar, salvando todas las distancias, es Denis.

Los fichajes no dejan margen a otra conclusión. Luis Enrique, cuando ha tenido ocasión, ha optado por otro perfil, porque su idea es otra. Cada uno debe decidir si este otro fútbol, que también quiere ser protagonista, hace tambalear los cimientos de la identidad del Barça o no. Sabemos que el Barça de Luis Enrique también ha sabido jugar muy bien, pero desconocemos si esa otra idea también funcionará sin Iniesta, que protege celosamente la esencia del juego azulgrana.

NO ES UN PROBLEMA DE CALIDAD

Es tanta la diferencia entre Iniesta y sus recambios, que empieza a ser indiferente si el que entra es André Gomes, Arda, Rafinha o Denis. Ni siquiera Rakitic, siempre regular hasta ahora, se salva de la quema. Lo que sí que tienen en común todos estos jugadores es que les hemos visto brillar en otros equipos, no puede ser, por lo tanto, un problema de calidad. Quizás el Barça no esté hecho para que pueda triunfar cualquier tipo de futbolista. Quizás sólo es cuestión de paciencia.

Mientras tanto, las canas de Iniesta provocan pánico, no por el presente, sino por el futuro. Le pediría un tinte para dejar de sufrir, pero no sería más que un engaño. Así que sólo queda esperar que él y su fútbol se rebelen cuanto puedan contra el paso del tiempo. Las canas le sientan bien, quizás también el bastón.