RALI DAKAR

Laia Sanz: "Acabar en el 'top 10' es una barbaridad"

La piloto catalana está lista para tomar la salida el 4 de enero en Buenos Aires y mejorar su 16º puesto de la pasada edición

Laia Sanz posa con su "magnífica" Honda del Dakar 2015

Laia Sanz posa con su "magnífica" Honda del Dakar 2015 / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Ha dominado a placer, con contundencia, con sabiduría, pero con enorme poder y fuerza entre las chicas. Y desde que ha dado el salto al Dakar, su sueño, su reto, su competición de futuro. Vive metida entre hombres, que al principio puede que la vieran como a un bicho raro, pero que, después de haber hecho auténticas demostraciones de velocidad, navegación, dureza y resistencia en el último Dakar, en el que acabó en el puesto 16º, ya empiezan a tenerla en cuenta. Y lo dicen, reconociéndole su capacidad de acosarles y derrotarles. Laia Sanz (Corbera de Llobregat, 1985), 16 títulos mundiales de trial y enduro, ya está lista para tomar la salida el 4 de enero en Buenos Aires. Otra prueba más. Más dura. Y le exigen casi el cielo.

--Usted mantiene la misma cara de siempre, la cara y sonrisa de no haber roto un plato en su vida pero, seguro, que quiere más, mucho más.

--Va a ser muy duro. Va a costar. Pero si acabamos entre los 25 primeros, será maravilloso. Tras terminar la 16ª este año, todos me piden el 'top 10', pero los que corremos el Dakar sabemos lo duro que es ¡terminar!, no la 16ª, ¡terminar! Acabar en el 'top 10' me parece una barbaridad .

--El año pasado, por estas fechas, ni podía calzarse la bota.

--El año pasado, en efecto, me había destrozado el dedo gordo del pie derecho, lo tenía en carne viva y con la uña colgando. Lloraba cada vez que me tenía que poner la bota, pero este año estoy sanísima, fuerte.

--Su primera victoria, sin duda, ha sido conquistar una plaza en el equipo oficial de Honda en el Dakar.

--Ha sido la conquista más difícil de mi carrera. Y han sido los japoneses, una sociedad, una fábrica, un equipo, una manera de trabajar muy cerrada, los que me han llamado. No ha sido España, no. Han sido los japoneses. Y eso tiene, lo siento, mucho mérito por mi parte. Y mucho riesgo, pues hace dos años, para mantenerme entre ellos, para llamar la atención, tuve que pagarme yo las carreras y hasta alquilar motos a otros equipos e, incluso, comprármelas en la tienda y tuneármelas para poder competir.

--Y, encima, le han proporcionado una gran moto ¿verdad?

--La del año pasado ya era buena, pero esta es magnífica, perfecta, extraordinaria. Sí, una moto con la que se puede ganar el Dakar.

--Parece un Dakar muy duro.

--Tiene toda la pinta. Este Dakar tiene más kilómetros que el del año pasado, por lo que imagino que será una edición más rápida, ya que de lo contrario no llegaremos al final. Cruzamos cuatro veces los Andes, lo que endurecerá mucho la carrera a causa la altura, que, el año pasado, ya me dejó noqueada en un par de ocasiones. Nos tocará madrugar mucho y estar muchas horas sobre la moto, lo que aumentará la fatiga. La segunda etapa maratón llegará después de muchos días de carrera y con las fuerzas bastante justas. A diferencia de otros años, después de la primera semana parece que la prueba se volverá más dura. Además, seguro que la organización nos tiene preparada alguna etapa trampa.

--¿Qué planes tiene, qué estrategia?

--Creo que iré un poco por libre, pues Joan [Barreda] cuenta con la ayuda de Paulo Gonçalves y Jeremías Israel. Yo intentaré llegar a la segunda semana con posibilidades de una buena clasificación y, sobre todo, de estar entre los primeros para salir delante, evitarme sorpresas, polvo y correr con ritmo, lo que en el Dakar es vital.

--Los chicos ya no le hacen ni caso.

--Será mi quinto Dakar y ya me consideran uno más. Yo creo que el 16º lugar de este año y, sobre todo, la séptima plaza en la novena etapa generaron simpatía y cierta preocupación.

--¿Volverá algún día al trial?

--El año próximo, claro que sí. Lo necesito. Me mantiene en forma.