Gente corriente

Jessica Rodríguez: "Soy tipo Xavi, de leer la jugada antes de recibirla"

A los 3 años ya daba patadas al balón. Jugó en el Espanyol y en el Europa. Ahora entrena a chavales en Japón.

«Soy tipo Xavi, de leer la jugada antes de recibirla»_MEDIA_1

«Soy tipo Xavi, de leer la jugada antes de recibirla»_MEDIA_1

OLGA MERINO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Exjugadora del Espanyol, el Club Esportiu Europa y el Sant Gabriel, entre otros equipos, Jessica Rodríguez Barcojo (Barcelona, 1988) cogió los bártulos hace un par de años y se instaló en Japón, en la región norteña de Hachinohe, con el encargo de entrenar a chavales e impulsar la afición al fútbol, tanto masculino como femenino, en escuelas y universidades. Estos días, se ha tomado un respiro veraniego en Parets del Vallès, donde vive su familia.

-¿Cuándo empezó la pasión futbolera?

-Pues le diré que con 3 añitos ya le pegaba patadas al balón.

-¡Casi antes que hablar!

-Es que, en casa, tanto mi padre como mi hermano eran jugadores, de manera que surgió de una forma muy natural. ¿Adónde íbamos el sábado? Al fútbol. ¿Y el domingo? Al fútbol, también. Aparte de que a mí ni me gustaban las muñecas, ni era de leer.

-Y en los recreos del cole, ¿qué hacía?

-Pues jugar a fútbol. Los chicos se me rifaban porque era buena. «Vente ahora a mi equipo», me decían. Pero la verdad es que en el colegio lo llevé un poco mal.

-¿Por?

-Más que nada, por el profesorado. Fueron muy críticos conmigo. Yo me esforzaba e iba aprobando, pero no dedicaba mucho tiempo a los estudios fuera de la escuela. Por eso me criticaron tanto, sobre todo a mis padres, que por qué me permitían jugar al fútbol. Sufrí mucho por ellos.

-Y pullas también, porque el balón se considera patrimonio masculino.

-Claro, frases que ya me aburre escuchar, como que el fútbol femenino «ni es fútbol, ni es femenino». Oiga, cuando tengo que ir a una cena formal me pongo tacones altos, como cualquier chica. Y cuando voy a trabajar, los tacos y el chándal.

-Es lo suyo.

-Cansa un poco la etiqueta de que el fútbol es para tíos, que no sabemos jugar, que no tenemos ni idea, que aún tenemos que aprender mucho... ¿Y sabe qué les contesto? Que tienen razón: en la vida hay que aprender cada día. Y de todo.

-Pero el fútbol femenino no se consolida.

-Es que deberían apostar un poco más por las chicas. Siguen con la visión de que solo el fútbol masculino da rentabilidad, y se equivocan. En otros países no sucede así.

-En el Mundial de Canadá, la FIFA impuso un examen de sexo.

-Una barbaridad. Una falta de respeto. Que yo sepa, nunca se les ha hecho a los hombres. Sigue habiendo machismo.

-¿Ha sudado la camiseta?

-Huy, he tenido que pelear mucho. He tenido que escuchar en infinidad de ocasiones: «Déjalo. No vas a ganar un duro. Te vas a morir de hambre». Pero creo que remar a la contra me ha hecho más fuerte.

-Era mediocentro. ¿En qué destacaba?

-Soy tipo Xavi Hernández. Más de pensar que de correr, de leer bien la jugada antes de recibirla. Creo que tengo visión, y eso es una gran ventaja.

-Japón. Menudo choque cultural.

-La verdad es que sí, pero te hace crecer mucho como persona. En contra de lo que pueda parecer, tienen una visión muy bonita de la vida e intentan sacar tiempo para la familia. Aprovechan el día desde que sale el sol y siempre con una sonrisa.

-¿Qué echa de menos?

-La comida. ¡El pan! Suerte que la familia y mi pareja me mandan lo que les pido: Nocilla, berberechos... El sushi no me gusta nada de nada.

-¿Qué inculca a los chicos que entrena?

-Que no pierdan la esperanza ni la confianza en sí mismos. Y que sigan apostando por su sueño.

-¿Planes de regreso?

-La etapa asiática está siendo genial, pero me encantaría regresar a España o a algún club europeo, más cerca de casa.