Análisis

Inquietando a 'la casta'

MANEL LUCAS

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No suelo ver partidos del Sevilla, y por tanto no tenía conciencia de lo expresivo y gritón que puede ser Unai Emery. O sea, no sé si es su costumbre, pero en esta retahíla de partidos contra el Espanyol creo que los periquitos han logrado desquiciarlo en más de una ocasión. Y no puedo dejar de pensar que una parte de esa agitación desmesurada tiene que ver con el prejuicio respecto a un rival al que consideraba muy inferior. De otra Liga.

Un rival que le ha echado de la Copa y que ayer estuvo en un tris de quitarle la victoria, jugando con diez jugadores durante más de 50 minutos. Por eso los goles más determinantes de este triple careo los celebró Emery con esa desaforada mezcla de alegría y rabia tan frecuente en la competición, esa combinación de «¡hurra!» y de «¡chúpate ésa!» que acompaña a menudo los tantos decisivos de último minuto. Lo vi cuando Bacca les dio aire en la ida de la Copa con el 3 a 1, un poco con el 1 a 0 de la vuelta, y ayer en el 3 a 2, también un gol a contrarreloj en un error de la zaga periquita.

Disculpen si parece que busco argumentos tranquilizadores después de ver cómo mi equipo perdía un partido en el último suspiro cuando tuvo el milagro al alcance. No es eso. Para tranquilizarme me basta repasar cómo fue la derrota: sus goles vinieron por un golpe de suerte aprovechado con talento, un fallo individual y un desajuste momentáneo, y no por una desidia global, y la expulsión de Kiko Casilla lastró mucho menos de lo previsto porque los jugadores fueron extraordinariamente profesionales.

Además, con las semis de la Copa en el bolsillo, los periquitos podemos asumir, sin angustiarnos, una derrota en el Sánchez Pizjuán. No es resentimiento, pues, lo que me motiva. Es más bien la constatación de que el Espanyol del 2015 está desconcertando al sistema. Eliminar al Valencia y al Sevilla, y poner en serios apuros a éstos, es algo que no entraba en las previsiones.

Si me permiten echar mano del lenguaje político de moda, el Espanyol de Sergio González está inquietando a la casta de la Liga.