La historia de una etapa brutal

Realmente no sé si había un camino más complicado que el que hemos hecho este sábado para ir de la localidad granadina deAbla a la capital de la provincia, en lo que ha sido una etapa brutal, exageradamente complicada. Quedan todavía por llegar a meta casi 150 participantes de laTitan Desert, en lo que ha sido el estreno de la prueba en territorio español. Quedan aún 150 sufridores y no sé si todos cruzarán la línea de llegada. Un día de perros. Solo así se puede describir la última jornada de la carrera, que, de nuevo, como siempre, ha ganadoRoberto Heras, su tercera victoria.

La verdad es que llevamos 24 horas en las que casi se podría decir queno sabemos dónde estamos. Poco después de las cinco de la madrugada del sábado hemos llegado al puerto de Almería. Un participante, al desembarcar, cerca ya de las siete, me ha comentado: “¿Dónde estamos, en Málaga o Almería?”. Dormir, lo que se dice dormir, ha sido más bien pasajero.

Desde Nador partió elferri que cruzó elEstrecho. Desde babor se contempló una estupenda imagen de la ciudad deMelilla, que está pegada al puerto marroquí. Y a las once de la mañana ya estábamos en Abla para comenzar una etapa, o mejor dicho, un infierno sobre una bicicleta de 118 kilómetros, en el que se han cruzado casi todos los ríos de la provincia deGranada, con el agua llegando en algunos casos hasta la cintura, con cuestas en las que ha tenido que poner pie a tierra hasta el mismísimo Heras, conascensos interminables donde la gente sufría lo que no está escrito, con un descenso por un sendero estrecho, con la recomendación de bajar de la bici para no estamparse de bruces.

Peor que una etapa del Tour

“Ha sido peor que una etapa de Tour. Los que íbamos delante también hemossufrido como perros”. Esta ha sido la reflexión deÓscar Pereiro, jefe de filas de mi equipo,Tarragona 2017, y también compañero de habitación. A estas horas duele todo el cuerpo. A estas horas mejor no preguntar si el año que viene vuelvo a repetir la experiencia.

Duelen los ojos por la tierra que se ha colado entre las gafas,la piel de las palmas de la mano está irritada de tanto apretar el manillar para no caer en las bajadas,los glúteos están irritados por el contacto con el sillín,los músculos de las dos piernas están agarrotados y encima una piedra ha dejado atormentado el pie derecho. Pero es que todo el mundo está igual.

Al menos ahora nos vamos a la cena oficial donde tres integrantes del equipo subirán al podio: Miguel Ángel Iglesias, como tercer clasificado de la categoría sénior; Sergi Esteve, tercero en sub-23, y Rebeca Triquell, como plusmarquista femenina de la Titan, con cinco participaciones. Y lo que ocurra el año que viene será otra historia.