El heredero ya tiene nombre

Los vascos tienen una cultura especial hacia el ciclismo. Y pocos pueblos, con miles de aficionados a este deporte, buscan tanto como ellos a corredores de la tierra que se puedan convertir en grandes figuras. Por eso, cuando se preguntaba cómo andaba la cantera, siempre se recibía la misma respuesta. "Fíjate en el ganador de la etapa de las Lagunas de Neila, de la Vuelta a Burgos del 2011". Carreras como la ronda burgalesa, que se disputa en agosto, sirven para descubrir a nuevos valores, a chavales de 21 años, la edad de Mikel Landa, cuando triunfó en esa subida castellana.

Criado en el Euskaltel, enseguida (invierno del 2012) se fijó en él Eusebio Unzué. Hasta tuvo el contrato redactado, solo a falta de la firma, para que Landa se incorporase al conjunto del Movistar. Pero no hubo acuerdo con el padre del chaval. Landa siguió cubriendo kilómetros hasta que el Euskaltel desapareció, tras los 'cantos de sirena' de Fernando Alonso.

Ya en el Astana, Landa no acababa de explotar; una caída, baja forma... algo le pasaba. Hasta la Vuelta al País Vasco, en abril, el primer día en el que demostró que con 25 años ya no era una promesa sino una realidad, en la 'pared' de Aia, uno antes de la exhibición de Purito Rodríguez nada menos que en una contrarreloj. Y llegó el Giro, la carrera en la que por fin, tras años de sequía, con muchas promesas difuminadas en el camino, aleluya, el ciclismo español ya ha encontrado un heredero, el ganador, ayer en Aprica, en Madonna di Campiglio, el domingo, el segundo de la general, un escalador made in Perico Delgado. "Hoy me he dado cuenta: en los próximos cinco años me veo ganando una gran vuelta". Muy grande esta reflexión de Landa.