Hazañas africanas

El paso por las dunas de Erg Chebbi se hizo por primera vez en el 2008, con Heras, Chiappucci y Jalabert.

El paso por las dunas de Erg Chebbi se hizo por primera vez en el 2008, con Heras, Chiappucci y Jalabert. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Todo empezó en Pallejà, junto a unos pinchos, cuando no hay tiempo para comer y se engaña al estómago. Los ciclistas de la Volta a Catalunya cubrían los últimos kilómetros en una larga etapa que había comenzado en Llívia. Pedro Delgado era uno más, uno más entre los exciclistas e informadores que esperaban la llegada de los corredores junto a la barra del bar. «¿Os imagináis una carrera en bici por el desierto del Sáhara? Será una especie de Dakar, una prueba durísima, que obligará a los ciclistas a orientarse en las dunas, a dormir prácticamente en la intemperie, en una etapa de autosuficiencia. Será lo más duro. Lo nunca visto». Porcar, creador de la Titan Desert, antiguo piloto del Dakar, en coche y en moto, ya tenía la carrera en la cabeza. Nació un año después.

Abril del 2006. Errachidia, Marruecos, aeródromo militar. Eran apenas un centenar, los primeros héroes del Sáhara, en la primera de las nueve ediciones cursadas, los que se sentían como los 300 guerreros espartanos a las órdenes del rey Leónidas y que no sabían lo que se iban a encontrar. Fueron a Marruecos antes de lo que hicieran los famosos, los esforzados de la ruta, los que tenían anotados en sus músculos los retos del Tour, del Giro, de la Vuelta, del Mundial: Óscar Pereiro, Laurent Jalabert, Melcior Mauri, Roberto Heras, Claudio Chiappucci, Igor Astarloa, Abraham Olano...

Antes de que Jalabert (edición del 2008) pronunciara una frase para la posteridad y que sirve para testimoniar la increíble dureza que encierra una carrera llamada Titan Desert. «He superado las etapas más duras del Tour, con seis u ocho puertos y 30 grados, por los Alpes o los Pirineos, pero nunca jamás he sufrido tanto como en Marruecos, porque aquí el sillín se convierte en una especie de fogón donde debes sentarte. Aquí sufres. Y lo haces de verdad».

Los 100 primeros héroes de la Titan, apenas cuatro etapas, descubrieron  que rodar en el desierto no era lo mismo que hacerlo por las pistas donde acostumbraban a entrenar, que el calor era matador y que no solo había arena, que frenaba las bicis, sino piedras, que atormentaban el pedaleo, tal cual agujas que se clavaran en los pies. ¡Era un horror!

Errachidia, de nuevo, abril del 2007, grandes nubarrones, el sol no existe, lo han robado.  Es el año escogido para que el narrador se convierta en ciclista y compruebe por qué es tan duro este deporte y por qué en el desierto ciertos productos frescos, léase un tomate mezclado con arroz, solo puede conducir al hospital de campaña, al suero recuperador, a la inyección de primperan. Inyectarse, qué cosas. Es la Titan de los oueds desbordados, de las carreteras inundadas y de una arena que se convierte en barro y que atasca las bicis. Imposible rodar.

La Titan (2008) ya es una denominación de origen, los participantes sufren, como los que más, pero disfrutan en los campamentos al compartir aire, jaima y mesa con los ciclistas que hasta hace poco veían en la carretera, en el Tour o en la Vuelta. Ahí están ellos para demostrar que también son humanos. La imagen es la de Jalabert, abatido y hundido, muerto de sed, bajo el refugio de la única palmera que hay en el camino, sin fuerzas. El Jalabert que prefiere estar solo, al que no le importa que le caígan minutos en la general pero, a la vez, el que se niega a abandonar y el que al día siguiente, golpe de rabia, gana la etapa, tras una recuperación propia de un genio como es el francés.

LA NOCHE, EN LA JAIMA

Por la noche, en las jaimas, Titan del 2009, tiendas hechas con pelo de cabra, todo se escucha, desde el interminable ronquido del vecino, hasta una conversación telefónica. «Creo que sí, que hemos acertado con las suspensiones. ¿Tú crees que no? ¿Debíamos montar las otras, las que tú decías? Si tú lo crees. Ya sé que vendrás aquí algún día». Quien habla es Fran Contador, convertido en ciclista y desde Pinto, quien le atiende al teléfono, no es otro que su hermano Alberto, camino de la preparación de su segunda victoria en el Tour.

A la edición del 2009 se apuntó toda la pandilla de Contador, el hermano y los amigos de Pinto, Jorge, Pakito y Patricio. Llegaron al desierto en busca de una aventura y cada noche Alberto los llamaba para que le contasen la crónica de la jornada.

LA SOLEDAD MARROQUÍ

Año 2010. La soledad marroquí, la Titan Desert, ya no es solo una carrera que discurre por las planicies del Sáhara. Se ha convertido en una prueba que asciende los macizos del Atlas, cuestas que no son otra cosa que obstáculos que frenan a los participantes y donde, en un momento determinado, sin nadie por delante ni por detrás, ya no se sabe si se ha producido un descuido en la ruta, perdido en Marruecos, hasta que en el horizonte se vislumbra la imagen de un corredor, de un salvador, una señal que indica que el camino es el bueno. Es la Titan de la segunda de las cuatro victorias de Heras y la del debut de un corredor que luego, con el paso de los años, se convertirá en el zorro del desiertoMilton Ramos, el único capaz de planear con su bici sobre las dunas como si se tratara de una autopista con el mejor asfalto.

¿Quién no recuerda la increíble Titan 2011? La ronda marroquí asciende en línea recta desde Maadid, a las afueras de Erfoud, hasta los alrededores de Melilla, porque es el año en el que hay que acabar en Granada, la única vez que la prueba ha salido de África, para enloquecer por los criminales ascensos de Sierra Nevada. Y el año del barco, de la travesía hasta Almería, en un buque marroquí, donde el calor es todavía más ingrato que en el desierto.

En el 2012, la Titan ya se ha convertido en un referente para las carreras maratón en bicicleta de montaña. Ya acuden los equipos profesionales, con sus furgonetas, sus mecánicos, los recambios, los masajistas, las tácticas, los consejeros. El aparcamiento que rodea el campamento ya empieza a asemejarse a los de un hotel, escenario común de cualquier noche de julio, de Tour.

Y también viaja Eva Giménez (2013), una madre que ha padecido esclerosis múltiple, que la ha superado y que lucha para que el mundo conozca la rara enfermedad que afecta a su hijo Nacho. Ya no vale recoger tapones. Es necesario atarse a una cuerda y que dos triatletas la auxilien en su pedaleo para entrar, eso sí, cada día con el control abierto para recibir el cariño y el aplauso del resto de participantes, entre ellos el actor Santi Millán convertido en su mejor mentor y embajador.

La Titan se endurece al año siguiente y adquiere su máximo esplendor, la señal para el 2015. La décima. La aventura continúa.

LAS NOVEDADES DEL 2015

UN TOTAL DE 613 INSCRITOS

La prueba llega a su décima edición con una plusmarca absoluta en cuanto a corredores inscritos. Son 613 participantes los que se han apuntado a la carrera procedentes de 21 países, algunos tan singulares como Singapur y Taiwán. También es el año con una mejor presencia femenina. Concurren 43 mujeres.

UNA ETAPA SIN REFERENCIAS

Por primera vez en 10 años de aventura por Marruecos, habrá una etapa absolutamente de navegación, sin ninguna referencia para los corredores a lo largo del recorrido. Sucederá en la quinta jornada, endurecida, además, por un nuevo paso de dunas, de 2,8 kilómetros.

609 KM DE RECORRIDO

Serán seis etapas, desde el lunes hasta el sábado. Este año, además, se celebra la primera edición de la Titan Contact, dos etapas en las que 50 futuros participantes descubrirán el desierto acompañados por guías y algún exparticipante experimentado.

GANADORES DE TOUR Y VUELTA

Óscar Pereiro repite experiencia en la Titan. Ya acudió en el 2011. El vencedor del Tour del 2006 aspira en esta edición a la victoria como un reto personal. También Melcior Mauri, ganador de la Vuelta de 1991 y de la Titan del 2007, vuelve a la hazaña marroquí. Entre los debutantes figura un doble medallista olímpico y campeón mundial de pista: Sergi Escobar.

ESPÍRITU SOLIDARIO

La organización repite por tercera vez el objetivo de conseguir que los habitantes de las aldeas próximas al recorrido con problemas de sordera «vuelvan a oír para volver a vivir». Uno de los equipos más singulares correrá la décima edición de la Titan a favor de los niños con parálisis cerebral y problemas de autismo y para ello se ha formado una escuadra en la que figuran exjugadores de baloncesto internacionales como Elisa Aguilar e Iñaki de Miguel y de balonmano como Samuel Trives, y el exjugador del Atlético y el Betis, oro en Barcelona 92, Roberto Solozábal.